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136 LA. BASÍLICA LAURETANA.. agregados á la B:,isílica. El pasivo asciende en la actualidad á 500 000 pesetas. Seguiré hablando de la Basílica: saliendo del Te– soro se encuentra la puerta del corredor, que se pro– longa entre la sala del Tesoro y la Basílica, y des– emboca en la plaza de la Madona, al pie del campa– nil. Viene después la sacristía episcopal y las seis capillas de la gran nave que nos conducen á la pila bautismal. Encima del altar que está frente á la puerta principal de la Basílica se halla aquella Anunciación que los gran9-es y sabios artistas, con Vasari, no se cansan de mirar. Está representada la Anunciación de la Virgen con una gracia tan perfecta, que no puede verse cosa más hermosa. La Santísima Virgen escucha atentamente lasa– lutación; el Angel está de rodillas y no parece de mármol, sino más bien un ser celestial, de cuya boca diríase que está saliendo el Ave ,fiaría. San Gabriel está acompañado de otros dos Ange– les, en pleno relieve; uno de ellos marcha delante, el otro creíase que vuela; otros dos se quedan detrás de la Casa, y de tal modo están trabajados, que no parece sino que están vivos y en el aire. Sobre una nube, que podría decirse no toca al mármol, un grupo de angelitos sostienen á Dios Pa– dre, que envía al fü;píritu Santo, en un rayo que sale de su boca y que se destaca enteramente del fondo, asemejándose al natural, así como la paloma, símbolo del Espíritu Santo, que descansa sobre él. En una palabra, es tanta la perfección con que se ejecutó esta obra divina, que nunca se la podrá ala– bar como se merece. Los dos bajos relieves que están á derecha é h:– quierda de la Santa Casa, representan: el uno la V1-

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