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LA BASÍLICA LAURETANA, 133 que añadir 1.500 escudoR (8.000 pesetas) para gastos de trasporte, decoración del altar y colocación. En los cuatro ángulos formados por la intersec– ción de los brazos de la cruz con la nave principal, hay cuatro sacristías. Las pinturas de la bóveda son muy estimadas. Sigue el coro de los Canónigos y una capilla per– fectamente decorada, corno todas las demás. La sala del Tesoro es una obra de arte y riqueza: ocupa un lugar eRpacioso; 69 armarioR de dos hojas cubren las paredeR; la bóveda eR de estuco, con se– paraciones enriquecidas de hermosas pinturas. La plata no se conRidera digna de figurar en los armarios; así, pues, éstos están llenos de oro puro, magníficas pedrerías, ó de objetos y ornamentos más preciosos que el oro. No entraré á detallar tantas riquezas, porque esto sobrepuja á la imaginación; todos los príncipes, todos los Estados y todos los pueblos que reconocen la autoridad dal Papa, la grandeza y amor de la San– tísima Virgen, se han apresurado á obsequiar y en– grandecer el Tesoro de la Reina de los Cielos, con sus ofrendas, ex-votos y regalos. La Repüblica Francesa y el desventurado Na– poleón usurparon las riquezaR del Tesoro y Santa Casa, llevándose más de 15 millones en alhajas y piedras preciosas; mas pasada aquella desgraciada invasión, la piedad de los fieles pudo consolarse, viendo abrirse las puertas de los armarios de la sala del Tesoro, para recibir nuevas ofrendas, á poco de estar vacíos. Seguramente, si vivieran algunos ancianos, que fueron testigos del pasado explendor, no podrrnn menos de derramar lágrimas á esta memoria; pero las generaciones actuales, llenas de fe en el porve– nir, pueden también con razón enorgullecerse de lo

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