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132 LA BASÍLICA LAURETANA. En el fondo, detrás de la Santa Casa, está el altar del Santísimo Sacramento. En el ángulo formado por el brazo izquierdo de la cruz y la nave principal están las puertas de la sacristía y del Tesoro. El número de Misas que se celebrarán diaria– mente en sus 23 altares pasa de 100. Explicaré detenidamente algo de la insigne Ba– sílica. Las puertas de bronce están todas ellas comple– tamente llenas de bajos relieves, representando to– dos los principales pasajes del Nuevo y Viejo Testa– mento, desde la creación de Adán y Eva hasta Jesu– cristo, su entrada en Jerusalén, cuando entrega las llaves á San Pedro, y la venida del Espíritu Santo, como también los Apóstoles, muerte, asunción y co– ronación de la Santísima Virgen en el cielo. Según se entra en la Basílica, está á la izquierda el bautisterio, que rivaliza en mérito con las admi– rables puertas. En la parte más elevada Jesucristo recibiendo el bautismo por San Jnar¡; descendiendo, el primer bajo relieve representa la predicación de San Juan en las orillas del Jordán: á la derecha la Circun– cisión, y á la izquierda Naamán curado de la lepra. También se hallan más abajo varios milagros de Jesucristo; cuatro estatuas que representan la cari– ridad, la fe, la esperanza, la perseverancia, y las di– versas traslaciones; como igualmente la Santa Casa, en el sitio que hoy ocupa, y los pueblos arrodillados en derredor de ella. Las 21 capillas de la Basílica están todas ador– nadas de cuadros y frescos de buenos autores, todos en mosáico, que han empleado mús de 90 años en hacerlos; el precio de cada cuadro es de 7.000 escu– dos romanos (37.500 pesetas) á cuya cantidad hay

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