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126 SAN FRANCISCO Y OTROS SANTOS DE BU ORDEN para aceptar el obispado de Santa Agueda, y no siéndole posible terminar sus asuntos por la ausen– cia del Papa, determinó ir en peregrinación á Lo– reto. Esto tuvo lugar en la época de los más fuertes caloreR del verano, y asustado el P. Vilano de verle, á su edad y con una salud debilitada por el trabajo y las austeridades, emprender un viaJe semejante, trató, aunque en vano, de disuadirle. «Mi Divina Madre me ayudará, le respondió Alfonso. iCuándo encontraré otra :ocasión corno esta? Todas las fati– gas <lel viaje no me importan nada, si tengo el con– suelo de visitar esta Casa, en que el Verbo eterno se hizo hombre por nosotros.» Tres días estuvo en Loreto, siendo imposible ex– presar los consuelos que recibió en su visita á la Santa Casa; y no se contentaba con verla, sino que meditaba sobre las menores circunstancias que le traía á la memoria esta milagrosa morada. De cuando en cuando se le oía repetir: «Aquí es donde el Verbo eterno se hizo hombre; aquí le tuvo en sus brazos su Santísima Madre.» Como hubiera manifestado gran deseo de que– darse solo, una mañana lo dejaron en oración ante el Sacro Camino, siendo tan dulces los consuelos es– pirituales que recibió, que quedó en éxtasis varias veces. San Benito José Labre fué uno de los Santos que más frecuentemente han visitado Loreto, permane– ciendo allí por mucho tiempo, siendo la admiración de todos, y edificando con su pobreza, humildad y amor á la Santísima Virgen á todos los de aquella comarca; en su vida tienen una parte muy principal sus peregrinaciones á la Santa Casa de Loreto. Cuando le encarcelaban, creyéndolo vago ó espía, decía con humildad:
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