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LA VIRGEN PROTEGE "1 LAS ARMAS CRISTIANAS. 117 Nunca dejó el piadoso Rey de llevar aquel mila– groso cuadro consigo; le guardaba en su Real capi– lla, y todos los días se celebraba delante de él la santa Misa y se cantaban las letanías Lauretanas por los Religiosos del Orden de Santo Domingo. La Reina heredó la devoción de su esposo, lle– vándose este cuadro á Roma, Francia y á todos sus viajes, y sólo la muerte pudo separarla de él; enton– ces volvió nuevamente á Polonia, á poder del prín– cipe real Juan Luis. Ya he hablado algo del prodigio de las llamas: interrumpido durante algún tiempo, volvió á repro– ducirse el año de la muerte de Paulo III en 1550. Se vió entonces una columna de fuego situarse sobre el tejado que cubre la Santa Casa; elevarse al poco tiempo lentamente y dirigirse hacia Macerata y descender sobre la iglesia de Santa María de las Vírgenes, en un barrio de esta ciudad. Unos Padres Capuchinos que pasaban después de sus rezos nocturnos al vecino bosque para conti– nuarlos allí, fueron testigos de este prodigio, viendo aparecer y desaparecer diferentes veces las llamas. Se repitió nuevamente, y con mayor ruido, el año. 1554, en que se presentaron unos fuegos seme– jantes ú grandes estrellas que subían desde la cú– pula de la Basílica á los espacios, corrían á Rituarse sobre la antig·ua iglesia consagrada á la Santísima Virgen en la cercana aldea de Monte Felattrano, permaneciendo allí algún tiempo suspendidas y agi– tándose, volviendo otra vez á su punto de partida, encima de la Santa Casa de María. Este espectáculo ofrecido por el cielo á la tierra se prolongó durante toda la noche; pues habiendo principiado dos horas después de ponerse el sol, no cesó hasta su salida. Era esto como un aviso del cielo; María iba á.
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