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LA VIRGEN PROTEGE Á LAS AmrAS ORIBTIANAS. 115 el Breviario y la tradición dicen que fué debida á la Santísima Virgen bajo el título del Santísimo Ro– sario. El héroe inmortal por esta victoria, D. Juan de Am,tria, rodeado de sus oficiales y seguido de sus soldados, fueron en peregrinación á Loreto á dar gracias á la que había combatido por él y á llevarla su parte de los trofeos de la victoria. Diez mil cristianos, arrancados á la horrible es– clavitud de los turcos, dejaban á los pies del altar de la libertadora las cadenas que ella había hecho caer de sus manos, y cuyo hierro ha servido des– pués para fo1jar las rejas que cierran las capillas de la Basílica de Loreto. Entre la Santa Casa y el altar del Santísimo Sa– cramento, situado en el fondo de la Basílica, hay una plancha de mármol blanco que tiene la siguien– te inscripción: «A aquella cuya imagen hallada entre las ruinas de un antiguo edificio, le presagió la victoria, en acción de gracias por el triunfo que debe á su auxi– lio y protección, á la Madre de Dios venerada en Loreto, Juan III, Rey de Polonia, le envía el princi– pal estandarte cogido á los turcos en la jornada de !Jarkany el año octavo del pontificado de Inocen– cio XI, quien tuvo la dicha de haber unido las ar– mas de los cristianos contra los infieles y guiarles después á un triunfo más dichoso aún.» Este admirable rasgo de la vida del gran Rey de Polonia no es tan conocido como merece serlo. El 12 de Setiembre de 1683, domingo, en la oc– tava de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen, algunos instantes después de haber .termi– nado la batalla, que acababa de librar á Viena, si– tiada por los turcos y de salvar al Austria entera, uno de sus generales, el duque Estanislao, encon-

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