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LA VIRGEN DEFIENDE BU CASA Y RIQUEZAS. 111 Su cuidado y solicitud se extiende á todo lo que pertenece á Ru Santa Casa, protegiendo hasta las paredes, las cuales hubieran desaparecido á causa de la indiscreta devoción de los fieles. Refiere Torsellini la historia do un noble sicilia– no, que durante veinte años, á contar desde el día que quitó una piedra de la Santa Casa, fué afligido por una cruel enfermedad, cuyos sufrimientos au– mentaban al cumplirse el aniversario de RU latroci– nio. Su curación dió principio el mismo día que en– tregó la piedra al Procurador general de los JeRuí– tas de Sicilia, quien la envió al Cardenal protector de la Santa CaRa. El Cardenal la remitió á Loreto, siendo recibida en la puerta de la ciudad por una solemne procesión y colocada por último en el mismo lugar que había ocupado antes, perfectamente ostensible todavía á pesar del mucho tiempo traRcurrido. En cierta ocasión, no temiendo algunos de los en– cargados de la custodia del Tesoro de la Santa Casa poner su mano Racrílega sobre el depósito confiado á RU cuidado, robaron durante. la noche una parte del mismo y cargándolo en una barca, se dirigieron á la costa de Venecia. l\fas la justicia divina les perseguía, y todoR sus esfuerzos para alejarRe de aquellos sitios fueron in– útiles, habiendo sido rechazados :í la mañana si– guiente por el viento á la costa vecina en territorio de Recanati. Ya la voz de alarma había cundido por toda la ciudad, y los ladrones, inmediatamente presos, re– cibieron el castigo de RU crimen. Un desgraciado, cargado de vicios, se dejó ence– rrar una tarde al anochecer en la Basílica, v forjan– do las cerraduras de la Santa Casa, se apoderó de los objetos mtís preciosos.