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-~8- Mas, antes hubieron de pasar por el tran• ce de la muerte. Sí, María Santísima murió; su alma se sepa-ró de su cuerpo, Jesucristo mismo no quiso ·eximirse de ese tributo de la muerte; La Virgen Santísima tampoco se li9ró .de esa pena que nos trajo el pecado. Mas, así como Jesucristo resucit.ó al tercer día volviéndose a la vida a sí mismo,· así también la Santísima Vi1gen recibió de nue:. vo la vida volviéndose a unir su alma con el cuerpo por .especial disposición de Dios, pa– ra subir así gloriosa ·a los cielos; y en · ésto consiste c·abalmente el misterio de la Asun– ción de la Virgen María a los cielos. ¡Oh qué. dicha y f'21icidad la de. nuestra amantísima Madre y Madre de ,Dios! ¡Qué gloria tan res- · plandeciente la circunda en el cielo! Los mis– mós querubines quedan asqmbrados al verla tan excelsa y encumbrada. En ese dichoso día de su gloriosa entrada en el cielo toda la Corte celestial salió a recibir a su Reina y Señora y todos la aclamaban y ensalzaban admirando y venerando su felicidad y bien– aventuranza, La Beatísima Trinidad coronó de gloria y majestad reconociéndola como Soberana Emperatriz de cielos y tierra. ¡Oh

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