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-22- como insignia de hoJ?or, vuestra medalla, vuestra imagen, vuestro escapulario; porque nos confesamos vasallos vuestros. Ponei;nos en Vos nuestra confianza, imploramos vues– tra poderosa protección. Queremos ser ove– jitas de vuestro rebaño; marcadnos con la señal de vuestra grey escogida; defendednos del enemigo infernal, y con vuestro cayado maternal conducidnos por los senderos deL bien hasta llegar al celestial aprisco de la gloría. Medítese y pídase..., Deprecaciones, etc., pág'. 6. Ejemplo Léese en «El Cielo Estrellado» una maravillosa apa– rición de María Santísima en traje de Píl.stora a un de– voto pastorcillo del reino de Aragón, obispado de Ta– razona, que se hallaba guardando su ganado. Acostum- · braba éste a grahar la imagen de la Reina del cielo en la corteza de los árboles que encontraba en el bosque, orando después devotamente ante ella. Ocurrió cierto día que desencadenándose una horrorosa tempestad, el pobre pastorcíllo iba a cobijarse bajo de un gran pe– ñasrn a fin de librarse de aquella borrasca, sin saber el peligro a que se exponía, pues aquel enorme peñas– co, vencido por las aguas, se derrumbó a los pocos momentos. Pero la Madre de Dios, que vela siempre por sus devotos, se le apareció y mostrándole una cho-

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