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-H- En las Bodas de Caná la- Virgen Santísi– ma quiso mostrarse verdadera Madre, y so– lícita Proveedora de aquellos buenos consor– tes; y sin que nadie se lo suplicara, movida ' únicamente <!e su maternal· ternura, alcanzó de su divino Hijo el milagro que alegró los corazones y reanimó la fiesta. Pues. si, como dice San Bernardino <;l.e Sena, hizo esto sin ser rogada, ¿qué no hará cuando se le su– plique 'y se la invoque con fé? Y sí tal pro– tectma y tal Madre, contin.úa el mismo San- . to, fué María.'mientras vívía en la tierra, aún antes de ser proclamada por Jesucristo en la Cruz Madre de los hombres, ¿cuánto no lo será aµora que vive triunfante en el cielo? porque.allí continúa síend.o Madre· de todos los hombres, y .desde su trono de gloria ve mejor las miserias y necesidades humapas .. . Si, la Virgen Santísima desde el cielo cir– cundada ,de gloria, siente la compasión de • nuestros infortunios, aumenta s u ternura . hacía nosotros y crece en su corázón ma-, terna! el deseo de alivia'r las penas y sufri– mientos de sus amados hijos, los hombres. Porqµe no es posible, dice Ricardo de San Vídor, que Madre tan tierna y amorosa vea

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