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3.-FRANCISCO OFRECE El EVANGELIO A LOS FIELES El mandato de Jesús a los apóstoles de anunciar el Evangelio a todas la gentes no podía quedar en Francisco li– mitado solamente a la cristiandad. El deseo de ser testigo del Reino anunciado por Jesús le hacía mirar más allá de los lími– tes de la Iglesia -los infieles- para recorrer el camino hacia ellos y ofrecerles la propia fe. Pero este deseo no fue fácil. La situación histórica que conmovía a la cristiandad - Tierra Santa ocupada por los infie– les- hacía difícil una visión serena y sensata del problema. Cuestiones políticas se mezclaban con intereses religiosos, y la misión apostólica de anunciar el Evangelio hasta el confín de la tierra se bastardeaba reduciéndolo a un proselitismo que, ante la imposibilidad de hacerlo con las ideas, terminaría con– virtiéndose en una persecución armada de forma organizada: las Cruzadas. FRANCISCO Y EL ISLAM. La vocación misionera de Francisco está alimentada, además de los acontecimientos históricos del momento, por una mística de la peregrinación y del martirio. Los monjes irlande– ses, por su necesidad de viajar, crearon una espiritualidad del peregrinaje. Las peregrinaciones a Santiago, Roma, y, sobre todo, a Jerusalén eran para la cristiandad una forma privile– giada de manifestar la propia fe. Pero al transformarse la pe– regrinación a Tierra Santa en Cruzada, el deseo de visitar la tierra donde vivió Jesús se unió el deseo de dar la vida por él: el martirio. Francisco era hijo de su ambiente y no le era posible ig– norarlo. Sin embargo, la peregrinación y el martirio - dos trazos 9

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