BCCCAP00000000000000000000530
- 79 - divina», dioe Honorio Anaooreta. Del V,enerable P. Juvenal Ancina, Obispo de Saluzzo, se r-efi:ere que al pronunciar el nombr,e de María experimentaba tan gran dulzura sensiMe, que se r,elamí.a los labios. De otra señora d'evotísima .de la Vir– g,en, · asegura Marsilio, Obispo de Colonia, que jamás pwnun– ciaba ·el nombre de María sin sentir en su boca un -sabor más duloe que la rrtiel. Cogió Marsilio 1a mis1m!a costumbre y1 expe– rimentó la misma dulzur,a, dice San Ligodo. Tal ,es la Madre de Dios p'ara sus devotos verd!ad'eros. Dime, Joven: si nos "hablaran los Santos enamorados de la Virgen ¿qué nos dirían? ¿Qué nos contarían San Epifanio, San Juan Damasceno, San Ildefonso, San Leandro, San Bernardo, Santo Tomás, San Bue– naventura, Sa;n Francisco de Asís, .Santo Domingo, San Ig:n.a– cio de Loyola, San Berna'rdino de S-e1na, Santa Matildle, Santa Clara, Santa T,eresa de Jesús, Santa T,eresita...? Desengañémonos ,_qw~ 1no hay1 :ni puede haber consuelo v,e,r– dadero sino en honrar y: amar a su Santísim,a Madr,e María Inmaculada. · ¿Qué sería de nosotros si no tuviéramos tan b,o¡ndadlosa, dulce !J verdadera Madr,e? ¿Qué haría Dios con el mundo. lleno de culp,as, de mali;– cias, .:~straperlos ,e injusticias, oeshone:stidades, s,ed!ucciones !J' toda clase de pecados y1 escándalos... si María, Madre de pe– cadores no se interpusiera y1 rogara en su favor? L,e hubier,a castigadO con un diluvio, de agua o de fuego, como .10 hizo ,en el Antiguo Testamento. . ¡ Ah, cuánto nos 1ay1uda la Virgen! ¡Oh. María! ¡ Oh Retna y1 Madre de miserico:l'dia!, co:n:Vp,adieceos dJe 'mí. So!)' gran pe– cador, p,ero me arrepiento y1 Vos sois Madre de pecadio,res arr,e– p1entidos. Ayudadme. Salv,admie. Dad!me vuestro amor. Os amo, 1\.1\adr-e mía. A:y 1uct:adime en vida y, al 'ffilo.rir Uevadime al delo¡. Así lo ,esP'ero. · EJEMPLO.-Refiérese que cierto novicio, vencido de la ten– tación del demonio, resolvió salir diel convento y1 al'Jandionar 'la v1da •religiosa, a ·ta que Dios le llamaba. Antes de saiir s,e arrodilló ante una i\nagen oe la Virgen 'María para r,ezaría un Avemaría. AI terminar .su rezn int,e:ntó levantarse y1 no piucfío, porque se srnfüi inmobfe y1 camio clavado al suefo. Pensando s,eriamente ,en ro que vera, nizo voto éfe piersever,ar, !J' emonoes pudo. Ievantarse, pidió perdón al Padir,e Maestro de n 1 ovi'cios, perseveró ,en la Religión, fué muy, amlanbe de María y1 de sus glorias, y1 le fué muy' bien ,en su ,iotmcir a la Madre de Dios. . Joven amado: Si el corazón purísimo de María fué la. habitación y ,el descanso ·de Dios que mucho en él se compla– ció, ¿por qué no será. el 'tu¡Jlo !:Ji :el mío? ¡ Ah, cuánto consuela .al alma ser de11ota de María! ¡ Qué dulce es la muerte de los amantes de la Virg,en Sacratísima! ¡ Qué parabi-enes d&rá la Virgen a sus devotos 1 i Cómo 1se lo agradecerá el divino J,esús !
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz