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- 70 - excel¡;a d'ignid:ad de Madre de Dios, en cierto modo infinita. 2.º En que Ella es nuestra Madr,e espiritual como se lo enco'– mehd1ó su divino Hijo pendiente ~n la cruz.· 3.º El mismo Jer. sucristo para hom~arla, como a su querid'a Madre, la constitw~ y 1 ó .lfüoga:dla 1J' Medianera universal de todos los hombres, y: así por EHa :descienden to.das las gracias oelestiaies a los hijos die Adán. De Jesucristo r,eci:bimos la divina gracia como autor d!e ella; de María como Medianera. De Jesucristo como R,edentor; de María como A'bogada. De ,Jesucristo como manantial y1 .fuente inagotable; de María como canal o ,acueducto por donde s,e nós comunica. El alma que no se encomienda a María Santísima cierra esa canal de la divina gracia, cortando la corriente. La experiencia de cada .día. el ej,emp110 die 1os Santos y1 amt– gos de Dios nos demuestra con toda claridad y1 •evidencia ia importancia del recurso a la Virgen María. ¡ Oh, cuántas ten,– taciones vencidas con 1a avud:a de María! ¡ Cuántas lágrimas enjugadas invocando el ,nombre de María! ¡ Cuántos pecad:ores .convertidos por medio de la Madre de Dios! ·.¡Oh María, Madre de Dios y: Madre mía! ¡ Oh dúlzura !:l' esp:eranza de los pecadores! Oía ·l:nis megos !JI defendedme ,en la vida y; al morir. Acep'tadme por hijo vuestro u no me despreciéis por s•er gran pecador. Yo me arrepiento y1 prometo la enmienda ayu– dado die Vos. Dioe nri seráfico doctor San Buenaventura: «Lo que María quiere ,es que se acuda 1a Ella con 'Veneractó!I u confianza: a los que de esta manera se llegan a sus p'lan'tas, los am:a, los ben– dice y, los acepta por hijos». Joven querido: Llenas ,están las historias de verdaderos ejemplos que confirman •esta verdad, que todas las gracias nos vienen por medio de la intercesión dJe María. EJE:MPLOS.-1.º Cierta doncella muy, pura y enamorada de la virginidad se encomendlaba mucho a la Sa:ntísi'ma Virgen María. En cierta ocasión hallándose sola en su casa, sin dla darse cuenta, ,entró ·en su habitación un hombre malvado y1 la solicitó al plecado deshonesto. ViéndJose desamparada del re– curso humano, r,ecurrió al divino, diciendo a la Virgm: «Mad!re mía, ,estoy, pierdida si no me d!eiendJéis. A:yudlactrme, no me aban– donéis. AJ decir ,esas palabras ve que aquel hombre cae al suelo r,epentinamente muerto, arroj,ando chispas ,el ca'dáver que d~sa– piar•eció sin saber cómo.... 2.º El conde José De-Maístr,e :tiefiere que, en San Peters– burgo, una doncella de dieciocho ·años ,estaba horror.osamente atormentada por un horrible cáncer . que le devoraba la cabe:-, za desde y1a hacía cinco años. Habían y1a dlesaplarecido los ojos Y' la nariz y1 el mal iba adelante como un •incendio que dJevora uh palacio. Jamás se le oyió una queja, sino palabras de ,resignación .y, acción de gra– cias a mas, que todos admiraban.

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