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-, 63 cadores convertidos!, ¡ cuántos santqs están h9y: en el cie1o Jp'.or medio de Maria hrmaculada ! ¡ Cuántos están ,en · el infi,erno por no haber acudid:o 1 a María! . ·· Jo\nen querido: te dije antes que la verdadera y, cojnsta1n:~e 'dJevoci6n a la M,/JJd're de Dios es señal d,e pr,ed!estinacl6n. Así es. Expuesta esta doctrina, aca:so quieras p·reguntarme: ¿En qué consiste La vei,dadlera devoción a la Santísima Virg,e1n María? A esta pregunta tuy1a respondo. · Según el común sentir die Santo, Tomlá!s yt :d!e todo:s tos teó– logos, la devoción v~rdadera y1 sólida consiste en tener una voluntad pronta, dlecidldia, resuelta y; determinada de hacer to– do cuanto sea necesario y1 se 1 refier,e al servicio die Dios, .. a no io:lienderte .y1 a aum!plir su divina voluntad!, cueste lo que costar,e. La 1cnevoción verdadera ,es un acto die r,eligión, .mediante el cual tributamqsi a Dio,s 1el culto que le debemos como a nuestro Criador, Conservad'or, Redentor, Padr1e y: nuestro todo. Así lo practicó la Santísima Virgen Marí.ai, U' nos d[ó ejemiplo. Según esa verdladera Y' sólida dioctriU:a, compréndese qu,e la verdladlera devoción a la Madr,e de Dio:s consiste ,en imitarla en la· práctica de esa vi.rtudl. Para que la 'devoción a .la Virgen sea v,ei,dadera, ,es necesario que viva ,esa devoción en el corazón y1 ·se manifieste ,en las obras. Que las obras corr,espondlan a los pensamien:t~s y1 a l1as palabras; esto es, unir lo extenso con lo intefr10. Cuando una persona quiere die veras honror y, complacer ia otra, no se contenta con solas palabras, sino que añade ser 1- vicios y .sie lo manifiesta en lo ,exterior... ; lo contrario se tiene oom.o mera -fórmula ,111 cumlplfmiento; 11 1 como dice el 1ad'agio: Obras so.n amor,es, y no bt.e-nas razo.n,es. Esa es la realidad de la 'Vidla. . Mira, j,oven: lo :princip:al,, y: como la quintaesencia die la dlev:oción a la Virgen, ,está ,en imitar sus virtudes, •en cuanto nos es posible, con la gracia de Dios. ¿Qui,eres, amigo. mio, te1ner verdadera y, ,entena devoción a la R 1 eina de cielos Y' tierra? Si ási es, procura y, cuida con toct10 emp,eñ.o 11 1 diligencia imitar la humUdad', la caridad!, obediencia, paciencia, pureza, mansedum– bre, .abnegación, dulzura,' ,esp!ritu die oración, frnrtaleza y: cons– tancia en las adlversid'ad:es y1 trabajos ,de la Virgen María. Bueno y1 1 mu'y 1 laud'ab'le y muy; digno de toda estima y de que se prac– tique cuanto más se .pueda, visitar los santuarios l\e imág•ert,es de· la Sant!sima Virgen, vsestir su hábito o escapulario, 'hacer novenas, ir en per,eg1inaciones, pertenecer a sus Congr,egacia¡– nes o Cofrad!as, dar limosnas, ay 1 unar, macerar la carne con cilicios, diisciplina:s o ay 1 .mos, o practj,car otros eje1.1cicios· pia1- dosos para honrar a la Madre de Dios.., Pero ,eso no es 1,o principal. Todio eso es excelente; pero ¿cuántas v·eces están en pecado mortal los que practican esas devociones? Y si ,están en culpa grave, están ,en desgracia die .Dios y: so!! ,enemig'os suy1os. Así es imposible que pue:a1an agradar a la 1 V1t9en Inma– culada, que sienrpre huyó die 1a culpa más que de la muerte, y quiere qúe así hagan sus devotos. Veridad es que la Virgen Máría tiene. co'nrpasión de esas al-
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