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- 62 - CARTA XIX En qué consiste la verdadera d(fvoción a la Santísima Virgen Marta. Muy, am1ado joven: Entre la muchedumbre de asuntos, ne– gocios o cuidados en que asidua'm!0Uóe y1 sin descanso se oc~p;a:n los hombres, sólo uno es ei que dlebe 11evar la preferencia, por ser negocio propio, personal, qu2 no puedle confiarse a ,o,tro ni admite sustituto; ni hay1 tiempo, ni lugar, ni edad', ni ooi:p'leo que nos excuse o dispense die llevarle adelante _y1 de trabajar en él con interés y 1 ahinco. ¿Cuál es? El negocio de irrnestlifl eterna salvación. Siendo ,el ciélo un pr,emio, es necesario ,e in;– dispensable trabajar personalmente para obtenerle, como dice San Pablo: Lo que sembrare .el hombre, eso recogerá (Gál., 6, 8). No olvidemios que la santificación y 1 salva(:ión es asunto perso– nal. Cada uno para sí. Las oraciones, las penitencias, las virtu– des y1 .méritos de nuestros .padr,es, hermanos, amigos .Y' saritos ni mm la 'muerte en afoentosa cruz d'e Jesucristo nos justificarán y 1 salvarán, si personalmente illo trabajamos por v,encer nuestras desarregladas pasiones, adquirir las ,virtudes cristianas,. el amor de Dias y, Ia caridad para con el prójimo. ReHexiónalo. . JU p·ensar esto, ¿quién. hay1 que no tiemble ante la terrible incertidumbre de su .propia salvación? ¿Qué será d'e mí al mo– rir? ¿Me salvaré o me cond2naré? ¿Etemamente estaré ,en ]a gloria con los santos, o en el infierno con el demonio y! los réprobos? Pues m'ira, amigo mío: según ens,eñaiI unánimemente todos los santos Padres y1 Doctores, la Verdadera y constante ~evoción a la Madre d'e Dios, María Santísim'a, es señal y, prenda de salvación. · Como es imposible que se salve ,el que no es protegido por María, es también imposible que se condenen aquellos a qute'– nes Ella sirve die abogada, dioe Sain Anselmo. Bien lo 'sabe el tl 1 emonio; · J por eso procura cuanto puede que descuidemos Ia devoción a la Virgen Santísima. Dijo el diablo al P. Alfonso lllvarez, que sentía fuertes tentaciones de impureza: Deia tu devoció1n a Harí1a!, y yo d,e¡aré de tentarte. El que deja la devoción a la Madre de Dios está perdidlo y sin defensa. María nunca falta a la cita cuandlo de veras se la llama. Prueba la historia que la devoción a María Santísima ha conservado Ios imperios, consolidado los reinos, concedido mu– chas victorias a los ejércitos cristianos y1 establecido la paz en las naciones, provincias y, pueblos. ¿ll cuántas herejías no cortó la cabeza? P.or medio de María ¡cuántos ·enfermos recobraron la salud!, ¡cuántos tentados al:::anzaron victoria!, ¡cuántos pe•
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