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- 50 - Rei:na de tod'as las gracias y, misericordias nos alcanza .forta– leza para venoer ,en las tentaciones y, peligros de la vid'a, a fin de que siempi,e !J hasta el último suspiro conservemos intacto el grandioso y, ,especialísimo tesoro de 1a gracia santificante. ¡ Oh, amado jov,en! ¡El tesol.'o divino cJle la gracta santificante! Todbs los bienes y, tesoros materiales- de la tierra nada son :en com– paración de la gracia divina que posee un. alrpJa que no tiene culpa grave. ¿Qué cosa es la gracia santificante? Es un ser di– vino que haoe al hombre verdader.o hijo die Dios y 1 hered~ro del reino de los ci-elos La gracia santificante es nuestra riqueza celestial, y: ti,ene la maravillosa virtud d'e transformar al hombre de tal ma:nera que, sin dejar de ser hombr,e, participa en :su manera d'e la pu– reza, virtudes !J' santidad de Dios. Eso es maravilloso. Esa gracia santificante es la misma vida divina comunicada al alma, que la transforma y1 edifica. Una compmación. De la unión natur,al de nuestra alma con nuestro cuer– po de barro r,esulta la vida natural, un ser viviente y1 ·humano. La muerte es la separación del alma del cuerpo, el cual queda :sin vida, si:n movimiento y1 luego se corrompe. De una manera algo parecida, en el orden sobrenatural, la gracia santificante hace como ofi,oio de alma y, •co 1 munica .a la misma alma la vida sobrenatural, la vida de Dios. • 'De esa manera, -el alma que no. Uene pecado _grave parti-, cipa de lleno de la vida divina die, 'mismo Dios; aunque puede perderla, si consiente en culpa mortal. , Dice el P. Monsabré (Conf., 18, 1875): «La presencia natu– ral 1 qje Dios nada añade a la naturaleza del ser; pero su pre– sencia sobrenatural la transforma... Dios crea ,en nosotros, por su eficaz presencia, una vida nueva... ¡Oh misterio admirable! Y_o estoy todfo penetrado de Dios... ¡La gracia! Es D1os, que se unie a nosotros como el fuego se un,e al hierro y 1 10 1 nade semejante a sí... Es Dios, que penetm en nosotros como la luz, en los cuerpos diáfanos', a los cuales comunica sus propiedades.. ~ El hombre, mediante la gracia, produoe acciones de valor so'-· brenatural: luego éstas valen más c¡ue todas las que p,roceden de la natura!ieza sola». Dijo el A:póstol San Pablo: Vivo yo, ya no yo: vive en mt Cristo (Gá;I., 2, 20).· ¿Quieres vivir como San Pablo? Puedes. El alma foansformadia ·por almor, más vive para su Dios que para sí; porque está más donde am:a que donde anima. Por esa razón los cristianos d!e los primeros siglos, que mucho apreciaban, sentían y vivían l_a vida sobrenatural efe la divina gracia santificante, gustaban llamarse Tl!óforos o Cristó– foros, que •es el que lleVia a Cristo ·en su corazón y1 vive die su vida divina. Dichosa el al'ma que está en amistad d'ivina y sabe dars:e cuenta y apreciar el tesoro que posee. Ya no pude ser más grande su dicha en este munido. ¡Qué palabras tan llenas die consue1o y, de alegría •el poder decir: Estoy' en gracia de Dios. Soy1 templo de la Santísima Trinidad. En mi alma vive Dios como en casa que le p,ertenece. Por no perd~r esa div.ina gracia muchos millones de mártires dfe todas las edades, estados ¡,r
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