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46 CARTA XIV Las machas penas, traba¡os, aflicciones y dolores que por nuestro amar _v salvación sufrió ta Virg.en María, deben mover– nos a amarla, honrar,4a y a s1erle m 1 ay · devotois y a prormgar su , devoció.n. Carísimo jo\nen: Por tu ftpreciad!a veo que amas a la Madre de Dios; y cad'a vez quedo más persuadido de que la lectura die mis s(mcillas cartas te resuelven a amarla y 1 honrarla más !J' mej 1 or. Muy bien. No podía ser dG otra manera; porque las razones y motivos s.on a todias luoe~ tan manifiestas, que quitan toda duda y1 'ponen fuego a la voluntad. Lo que quiero d'ecirte ~n la presente, te confirmará en tus envidiables y1 santas resoluciones de amar mucfüo Y' bicm a nues– tra dulcísima Madr,e la Virgen María; y 1 te resolverá, a la ve,z, a acompañarla en sus penas, trabajos y1 dolores, que fueron .mil'·. chos y sin comp.aración, ni igual, en pura criatura. Así corno Jesucristo es llamado Varón de Dolores y Rey de los Mártires, porque durante toda su inocentísim:a vida Jia– deció más que todos ellos, así también, y1 con toda razón, ·Ma 0 ría Santísima Ueva el nombre de Reina de los Mártires, por ha– ber pad 1 ecido el martirio más largs> y, cruel que puede padecer una pura criatura, después del de su divino Hijo Jesucristo; g haberlo padleciddo por nuestro amor; y,., tan grande amor, que merece nuestro agradecimiento, compasión e imitación. Dice S1;1n Alberto Magno: «Si debemos eterno agradecimien• to a Jesucristo por la Pasión yi Muerte que por nosotros pa– deció, también lo debemos a María, por haberse ofrecido d!e muy, buena voluntad ¡a sacrificarse por nuestro rescate». Reflie'· xióna1o y, verás que ,es así. · Jesús asoció a su virginal Mad!re a sus dolores y, sagrada Pasión como colaborad'ora y, corredentora a la salvación del múndo; y así unidos r,ecorrieron el camino ensangrentado del Calvario. · Dfoenos el santo Evangelio que cuarenta .d'ías despues del nacimiento dfe Jesús, María tomo al divino Niño, lo I!evó al templo de Jerusalén y, se lo presentó al Señor; El anciano Si– meón la felicita y, luego le dr¡ce estas proféticas palabras: Mira, este Niño está d";Stinaclo piara ruina JI' p!'lra resurrección 'de mw– chos en Israel; y para ser el blanco ~e la contradicción: lo que será para Ti misma ,una espa:La qae traspasará tu almJa (San Lucas, 2, :3!J:.,35). Esas mist•eriosas y1 dolor-osas palabras muy, pronto em 1 p1eza– ron a ,cumipJlrse. El Señor, compiac!eciéndlose de nosotros, o,éulta a nuestra vista las am:argura:s Y' cruces .que nos esperan, para que no las Uevemo:s más d 1 e una sota vez. No trató a su Santísima Madre con tantos miramientos, dice San Ligorio, porque que•

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