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- 36 - y solía decir que no predicaba con gusto cuando no· podía hablar efe la Madre de Dios. A tod'Os aconsejaba fueren muy1 amantes efe la Virgen. · En la hora de su muerte tuvo la dicha de ver a María junto ,a su lecho y, expir,ó ,entre su brm,os Ii1aternales. ¡ Qué dicha! Imitemos su ejemplq y1 no3 irá bien ~'l yida ]' en la a,gonía.. Ad'iós. Man 1 da a tu affmo. en Jesús, María y1 José, P. PACIFICO CARTA XI Amemos, honrem'os y acud,am'os m:uc!to y sieni:P're a la San'– tísima Virgen María, porque es nuestra dulce Madre. Y ¡ qué Madre! Carísimo joven: La Virgen María ,es nuestra verdadera Mar. dre, no carnal sino, Madre ,espiritual, de nuestra alma y1 die nuestra· eterna salvación. Quedó Ella constituida Madre cariñosa, tierna y solícita del bien de tod'os los hombres: 1.º Cuando el Verbo divino se encarnó en su seno purísimq yi virginal y quedó hecha Madr,e de Dios. 2.º Cuando su divino Hijo Jesucristo pendiente y1 agonizan~ do ·en la cruz le dijo: Muier, aht tie,,4es a t'u hljo. Y a San Juan: Aht lienes a tu Mdd 1 re. Y desde aquel punto la tuvo, consigo en su casa (San Juan, 19, 26, 27). En San Juan estábamos todos representados, oomo aoerta'– damente dice San Bernardino ctre Sena, y, ,es doctriná de la Santa Iglesia. ·5,11; Somos .también hijos de sus acerbísimos dolores al pie de la cruz, cuando Ella con toda y1 entera voluntad; ofreció al Eterno Padre la preciosís,ma vida de su divino Hijo Jesús por nuestro rescate. Aho~a bien: el amor d'e fos hijos a la propia madre es natural, por estar enclavado, en la misma naturaleza, aun en los 1rraci,onales, como lo vemos todos los días; Y' el amor de la m$:tre <l: ¡¡us propios hijos también lo es. Ens.eña la triste exp,eriencia, que muchos htj,os son ingra– tos para oon la madre que les dio el ser natural y, la leche efe sus pechos, lo cual es muy1 tea,· monstruoso y, :díetestable. Por el oontrarro, er amor de Ja madre a sus hijos f.S fiel, desiliter•esado, abnegado, fil'me yi constante, a pesar de verse mal corres_pondida de los q_ue di,ó el ser y1 amamantó con dolor y, trabajos. ¿Qué no han hecho las madres en favor de sus hijos? 1' Cuántos desve1os ! ¡ Cuántos sacrificios! ¡ Cuántas lágrimas! fCUántas veces se han quitado el bocado de su boca para aljm~ntar i:11 hiJo de sqs entrafü:¡sf ·
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