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27 les alcanzó la gracia incomparable de la santidad' _y1 la gLori,a del martirio. ¡ Qué dicha amar y, ,a,cu,dir a la Madre de Dios! Carísimo joven: Amemios a la Santísima Virgen María y1 p,ro'– paguemos su id !evo.ci ,ón, imit.andío a los Apóstoles. · Es señal de predestinación ser ,dlevoto, ,verdadero de MarÍ:a. Lo que a la Virgen desagrada ,es •el pecado. Huy,amos de él oo:mo de la muerte; porque la culpa grave mata el alma, p:ri'· vándip!a de la gracia santificante. ¡ Oh Madre de ,Dios y1 mía! A Vos me encomiendo. No m:e abandonéis. Ayudiadlme en vida, y1 a la hora de m'i muerte ,estad a mi ladio para defenderme del enemigo.. EJE.MPLO.-Preguntó una niña in0:oente a la también niña agraciada y dichosa Bernardlita Subir:Oius, a qujen se Ie apar,eció la Virgen de Lourdes: ' -Dime Bernardita: ¿Viste 'tú a La Virgen María?-Sí la vi. -¿Estaba muy, hermosa?-'--CLaro que sí. Tan linda era !J' tan hermosa y,_ agraciada, que después -d~ haberla visto, una sola ve1,, quisiera morir para volver a v 1 erla. . . Siendo y1a religLo,sa, al ver algunas imág,ene.s de la Virg,en, solía exclamar: ¡ Ay,, Madre mía, cómio, ós desfiguran! ¡ Qué desengaño se van a llevar 1o,s artistas y1 pfrtto.res cuando os vean en el cielo! Recordaba Bernardita oon celestial fruición la dulce miri:í:– lda e incomparable sonrisa de la Vir'g,en Y' su alma se ex'tasiaba en el amor de tan celestial Rdna. Pr,eguntó un incrédu1o, a Bernardita: -Dime, ¿cómo te ha som-eído esa bella Señora? -Bernardita le miró con sorp1resa y1 aon gravedad le -contestó: -¡ Oh, señor! Sería p,reciso ser del cielo para imitar su sonrisa. Luego juntó las mano,s sobre el pecho, elevó los ojos al cielo, su r:astro se iluminó y en su semblant,e s-e dJbujó una son– risa celestial, como jamás había visto el incrédulo en rostro humano. · Inmediatamente cae de rodillas el incréduLo,, diciendo para sí: Esa es la sonrisa de la Virgen María. Creo en ello. Se convirtió... l\Jdliós. Mantd'a a .tu affmo. en Jesús, María y\ ),osé, P. PACIFICO CARTA VIII La Santa /gMsia nos convld'.a y exhior~a a ser mtty devotos die ta S,a.ntísimia Virgen María. Esrttchémiosla. Carísim:o joven: La Santa Iglesia Católica, nuestra Madre, siempre honró a la Santísima Virgen María y 1 siempre p;rocuró inspirar esa misma d!e1110.ció1n y1 amlo 1 r a todas las almas, como Jo atestigua La Historia.

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