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22 - Cierto es que la Virgen María no es del linaje de los An– geles, y: por su naturaleza ,es menos sublime, pues es m~jer e hija de Adán; pero v,erdact: es, que Ella les aventaja y1 excede 0minentemente en pur,eza, en gracia, en hermosura, virtud~s; caridad y 1 amor de Dios. Sí; Ella es verdadera Madre de Dios, toda divinizada y, endiosada, un milagro continuado de la divina gracia, un pror digio celestial Y' · divino, una Madre Virgen que llevó en su purí;• sima y, virginal seno al que no cabe ni en el cielo ni en la ti.e– rra, a Dios. Joven carísimo: Si los A:rweie:;; en el cielo <!Sí arnan y1 hon'– wan a la Virgen Maria, ¿qué debemos hacer nosotros pecadores, tan necesitados de su amparo, 'diefensa y1 protección? Consolémonos; pues toda la grandez_a de la Madlre de Dios y nuestra es para nuestro bien Y' amparo. EJEMPLO.-Refiere San Ligo.río que tres hermanas habían consagrado a Dios su virginidad. Un año, para mejor prepararse a la fiesta ,de la Purifica(– ción, durante los cuarenta días que pr,ecediieron a la fiesta, re– zarón •el santo Rosario. En la vigilia de la fiesta .se apareció la Virgen María a la hermana ma!Jior con un v,estido recamado die oro, U dándole las •gracias la bendijo. Se apareció después a la segunda, pero con vestido senci:– ciUo y1 también le dió las gracias. Per.o, Señora, mía, le dijo 'la joven, _¿por qué os habéis aparecido a mi hermana con más lujoso vestido? R,espondió la Virgen, ~porque ella me ha vestido más ricamente que tú». Se a_pareció a la tercera hermana, pero con v,estido ordina– rio y1 grosero; p:ero la joven le pidió perdón por sú tibieza en honrarla. Al ap.o siguiente tndas tres se prepararon a dicha fiesta con muclio 'ferv,or, rezando el santo Rosario con gran devoción. En la noche que precedía a la fiesta se les apareció. la Virgen lujosamente ataviada y, les dijo: «Preparaos, porque mañana vendréis conmigo al Paraíso». Al siguiente día fueron a la Igle– sia a co.mulg.a:r, y1 a la hora de Completas vieron que .María Santísima venía a su encuentro, Y' entre melodías y, cánticos de los AQ.ge1es dulcemente ,expiraron una después de otra. (Glorias de María, CoL, ej. 22.), Nuestra devoción para con la Santísima Virg,en 1e será más o menos agradfable según que sea miáis o 'hll~□'o¡s p,erfecta y1 limp-ia de pecado. A:m~mos y: honremos a María como la aman los Angeles y santos de la gloria!, !:J! como la .aman, veneran e imitan muchas almas verd:aderarnente deV1otas suy1as acá en la tierra. ¡ Oh Ma'– rla ! ¡ Oh Madre mía! ¡ Oh encanto cie los corazones! Mirad por m'L Os amo. Dadrme vuestro amor y 1 me salvaré. Arnén. Adiós. Man'da a tu affmo. en Jesús, María y1 José, P. PACIFICO

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