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- 21 - rafines ¡Oh feliz mans10n la del empíreo, que no haMendo, sido antes habitado más que por espíritus angélicos, lo eres ahora por un cuerpo purísimio, y1 vírgtnal, informado, !J' vivificad.o pior un alma toda hermosísim:a¡ y1 más santa que los nueve coros de los lfog,eles! ¡Qué felicidad! ¡Qué encanto! ¿Quién la gozará? ¡Ah! Después de Dios, ya no· queda más que admirar y1 alabar que su pura cria.tqra la Virgen María. No es mucho, ct:~cir que ,en ,ese 'd'ía y1 f 1 eliz momento se vistió de gala la Ciudad Santa, resonaron los más alegres cánticos, se regocijaron las inteligencias oeiestiales y1 fué para ·el delo. el día más. sagrado y1 festivo. ¿Qué. pensarían !J' dirían tos Angeles· al v,er tan hermas~, tan santa, tan agasaja/::lla !J! e1ncumibr,a:da a la Madre de Dios? Y, ¿quién .así la encumbraba y honi'.abia? La Santísima Trinidad, Jesucristo su diVino Hijo y Redentor del mundo. . Bs todo Lo grande que se puede pensar y1 decir !J' soñ:ar... María recibió a J esucrista en su virginal s,eno · acá en la tierra, y, ·Jesús sentó a su querida M,adr,e a su dI,estra en tron.o die gloria, oomo Reína !J' Emperatriz de los hombr,es y1 d~ los ,An/– g,eles. Amad'ísimo joven: cosas grandes hizo •el Todopoc!ieroso .!Ji el Di,os tres ll'eces santo. por M,aría, y1 )os Fl:ngeles .!J' Serafines testigos de todo eso . no podían menos de imitar tan .buenos ejemplos. ¿Qué no harán par.a honrar y1 ,agasajar a su R1eina '!l' Señora? Mira, amigo mío, I.a vida gloriosa que e.n el cielo tienen los .nuev,e ooros de los ,Ang,eles •es vida de p,erfecta W .absoluta conformida,d con la voluntad die Dios... No podemos .dudar que to.dios esos dichosísimos espíritu·, bienaventurados ven y1 conocen perfectarhente cómo am1a y1 hom.a la Santísima Trinidad a la gioriosísima Virgen Mari.a; oóimo. la tiene colocada en trono especialísi'mo, res,ervadio p.ara Ella so.la , sobr,e toda• la oorte, celestial. No ignoran que Ella ~s verd:adlera Madre die Jesús y1 que El entmñablemente la ama. . · Tampoob se les ocultan los privilegios singulares, las .9ra 1 - cias extraordinarias con que el Señor la distinguió acá en el mundo y, la fiel 00 1 rrespondencia die la Virgen a esas gracias; distinciones y: finezas. Además, corno en el ci,elo víll'en, tratan y1 conversan siemr– pre •e •íntimamente 'con la 'misma persona de la purísima Virg·en María, ¡¡1 prácticamente ven, co:nooen . '!l' palpan su santidad'; su hermosura sin igual, su dignísima !J' amabilísima bondad y 1 conj, pañía.... completamente piersuadidio,; die su santidlad ·tan rara Y' per,egrina, ¿oómo la amarán, honrarán y1 p.bedecerán? Si lo bueno, de .suyo atrae !J' ,arr,eb.ata en pos die sí nuestro corazón, y, cu~nto más tiueno máJs Ie encanta y1. arra:stra, ¿.cóm 1 0 podrí.an los Angeles en la gloria dejar de amar y1 honrar a la madre de Dios ¡¡, nuestra? ¿ Oon qué forvor !J' ,entusiasmo !Jl,o\. 'rificarán a su Reina? ¿Cómo agradecerán al Señor los dones Q0n que 1,a enriqueció? ¿Con qu2 reverencia, afecto y1 adlmiraición la acompañarán? ¿Cómo aprenderán d'e El1a el modo d~ amar a Dios sin medida? Después d!e Dios, dirán •ellos:. ¿Quién como María? ¡Oh!, la Madre ele Dtos. De Ella aprenden los Serafii– nes a encenderse en el amor divino,.

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