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- 186 - Santa Ana ;por haber tenido, la d'icha die que su hija hubiese sido escogida para Madre de Dios? ¿Cuáles serían 10s transportes de alegría de Zacarías e Isabel, del anciano Simeó¡u y1 de Sa111 Juan Bautista, precursor del divino Maestro? ¿Con qué entusia'Smo le darían la bienvenidia •los nueve coros de 1Qs A:ngte1es, ,especial~ mente ,el Arcáng,el San Gabriel, que le había anunciado el gran misterio de la Encarnación?. Y los santos Patriarcas y, Profetas, Moisés y, David, ,Adán y, Elva y, to.do el coro ::!re R:p,ósto1es, Má,rfir,es,, Confesores y1 Vír– genes, ¿cómo la f.elic¡tarfan y; ag1radeoerían por haber sido Ella el med'io de que Villiese el Mesías prnm:etidlo a r,edii!mir y1 salvar el mundo?. Joven querido: Alegremosnos también con nuestra tierna y cariñosa Madre la Virgen María al verla ,elevad'a en 'tan sublime trono por la Santísima Trinidíad,, que a cada uno r,ecom,pensa según sus obras. Dice San Buenav,entura: «Desp:ués 1de Dios~ nuestro may1or go– zo y1 nuestra mayor gloria, tiene su fue11¡tie y· apoyo en María». ¡Oh, María! ¡Oh, Reina d!el cj,elo! · ¡Oh, Madre die miseri– cordia! ¡ Oh, Madre nuestra!. Desde vuestro ,excelso trono, ro– gad siempre por nosotros. Cubr:¡dinos con vueshn ~,a:ntn. Dadlnos la mano para que podamos Uegar al cielo a : contemplar vuestra grandeza y, g'loria, Yo así os lo pido y, espero, Madre mía. Jamás me abando– neis a mis des!arregladas pasiones: al amor prop'io y, soberbia. BJEMPLO.-Refier,e el P. Silvano Razzi (Mir. V. M. 1, 3, m. 5.) que hubo un clérigo muy dievofo Y' enam<orad'o die la Santísi– ma· Virgen María. Este señor había oído Y' ldd!o cosas muy, en– cantadoras y, hal,agueñas de la incomparable hermosm,a d!e la Ma– dre de Dios y ,ent11ó en vivos deseos d!e verla, por lo menos una sola vez, y, así se 1o pedía ,en la oración con 'humildes ruegos. La bondadiosísima Señora atend!ió a sus deseos y1 plegarias yr le mand!ó a diecir por un A!ng,el, que ,estaba pronta a compla– cerle, p,ero, que después di¿ v,erLa un,a sola vez qued 1 aría compieta– mente ciego. Eil de1.'oto cléri1gio para no quedar ciego die los dos ojos la mi11ó con uno solo. Al ver tan rara y, peregrtna hermosu– ra se ap111esur,ó a 1abrir ,el otro, p,er,o y,a fué tar:de, p1orque die repen– te desapar,eció la: Virgen María. Lamen!taba y, lloraba sin ,consue– lo el no haberla mirado can los dios ojos, aunque hubiese quedado ciego. Nue\!amente sup,!icó a la Virg1en que de nuevo s,e le apar,e– ciera, aunque quedara com:pl,etamente ciego. Se le apareció, die nue– vo y, no sólo no se quedó ciego, sjlno .que le dle\!olvió la vista d!el ojo p,erdidio. A:sí ,es La Virg,en. Joven amado; y la \!eremos ,en el delo. Y vfvil:'em'os con Blla eternamente, si nos salvamos. Pi~nsalo. l\Jd'iós. Mand!a a tu affmo. en Jesús, Ma'ría y1 Jos'é. P. PACIFICO

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