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- 180 original !J redimidfa con r,edencióin de preservación, en aten:ción a los méritos infinitos de su divino Hijo, previstos ya en la divina presencia. ¡Qué gracia tan singular! · El diluvio universal ·diel p,ecad!o inundo t9dia la tierra, y, Ma– ría fué como el arca de .N0é qué flotó sobre las aguas. A la verdadr, amado jovsen; si el Señor cr-06 a Ios 1\rtgelés ex;entos de todJa mancha y, dlefecto; si f.orn116 a E:va en justicia orriginal, pum ,l:Ji sin mancha;, y libre dé toda imlp;erfección, tnejor lo pudo conceder< y concedió ,a 1a que había die ser Madn~ de su . divino Hijo encarnado. T,odo eso yr más oonwnía a su dignidad de Santo de los Santos. Ni pndia ni debía ser de otra manera. Antes de la Encarnación del Verbo divino en su virginal seno, ya et.a dig'da e id!ónea ;para ser Madre die Dios; p'.or eso el Señor la escogió. Así lo ,afirma la Santa Iglesia cuando dice: «¡Oh Virg,en bendita, Vuestras ,entrañas merecieron llevar a Jesucristo, Señor nuestro! ». ¡ Oh, Virgen Inmacu1ada !. E:res toda pella. Tus véstid'os son, como n~ev:e blanquísima !f reful– gente. Tu rostro brilla . como el sol. ¡ Oh Sagrada Virgen! Arrástranos detrás díe tí, y1 llévanos a Dios. ¡Oh, cuánta es la grandeza die Maria! ¡Cuánta su digini:diad! ¡ Cuánta! Limpieza de todo precadio e im 1 perfección; inmunicljad! y exención de µasiones y, movi:míentos d'esorct!en1ad!os y1 de todo deseo menos r,ecto; po~sión perpetua ..dfe la dlj_vina .gracia; la filiaci6n divina; . unión con Dios ; con tod!o el cortejo d!e las riquezas y· Virtudes sobrenaturales, por su p.rodlgiosa intimidiad con Dios. No es extraño, porque María Santísima es el primer fruto de la r,ediención die Jesucristo. . Verdad! es que ne– cesitó de la rediención y; fué r,ed~mird!a; pero lo fué die .un moct:o mu!JI distinto Y' más perfecto que nosotros. A nosotros después d'e haber caíd'o nós alarg6 la mano !J! nos sacó· die! hoyo; a María le dió la 11}.ano para que no cayiera en ;er. María ·s·e vió libre del pecado original meroedJ a una rnuy1 espedal y 1 singu– larísima intervención divina. La .inmundra baba quiso salpicar a María, pero la omnipotencia del Señor bruscam~nte la con– tuvo. ¡ Oh Virgen Inmaculada! , llévanos en pos die tí. María llena de gracia, el Seiior BS colitigo. Así se lo dijo el -Anigiel y1así fué, joven querido; no hubo jamás, ni pucfo haber g!Ória .fan grandie l:l' singitl!.ar como la que tuvo la Virg-en al ser Macfr.e de Dios. ¡ Cómo la pr~paró el Señor infundiendo' en su ·alma nobilísima el torrente ·die sus divinas gracias! · · En Ella entró el V·erbo divino como e,, . su santuario. La haUó pura u llen3 die gracia diVirta y· no. la dejó menos pura ni menos colm 1 acla de gracia que camio Ja halló; <al con– trario... Fué Madre Virgen; pero fabricadla ct!esde su mncepción por el mismo Verbo divino con . la abund 1 ancia y1 .p}enitudr .ct:e todas las gracias sobrenaturales. Su santidad' es la cop,¡a o imagen más ,perfecta !JI acabada de la de su divino Hijo. Ets una santidad que, aunque no es

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