BCCCAP00000000000000000000530

- 178 -'- mensas riquezas c;ie su fe viva, su constante esperanza, su ar– diente caridad que la sacaba idle sí y: la transformaba en Dios,. Aumentaba toda ,esa su dignidad! !J ,g 1 ra:ndeza, su carácter dulce y1 bondadoso, sus nobles y g,eneroso1s pensamlentos .!JI d!e– seos, sus aspiraciones, sus .palabras, y1 todas ,sus :Obras lleva– ban la marca Y' el sello de la aprobacLón Y' bendición d!e Dios~ En Ella resplandecían y, se admiraban la p1enitudl de todas las gracias y1 riquezas celestiales, como jam:ás existieron ni existirán en _otra pura criatura, parque sólo ,Ell!a es 'Madre de Dios, sin que ,el caso se repita. ¡Oh Amabilísima Madre 'mía! Yo os amo y1 111!e .consagro enteramente a Vos. N:o me aband0¡néis jamás. Conozco que 'he sido poco atento y, muy. ingrafü para con vuestro, divino Hijo y, para con Vos; pero me arr,epiento, prometo -errmieindiarnre, ama– ros de veras y1 hacer que otros también os amen. Os ofrezco 1.p.i entend'imlento para que continuam~mte piense e.n Vos, _mi len– gua para que 9s alabe y, bendiga, mi corazón ~ 1 uro p,ara que 1e cambieis y os ame ,sin cesar. Aceptad 'mii pobre ofr•encl!a '!JI ben– decid1a. ¡ Oh Madre die bondad u de misericordia! Fortalé– ced .mi flaqueza, alcanzadme ,el a 1 mor die vuestro divino Hijo y1 ¡::oncededme ,el vuestr,o, Rogad! por mí piara que sea ~iel hasta la muerte. Amén.· .A:mén. l;;iJEMPLO.-Refiere ,el P. Auvierna, a.ue una $eñora lutera– na de Amburgo, en Baviera, ,estaba completamente obstinadí– sima en seguir las ley1es de su maldita secta. Pasando cierto día por delante d!e una iglesia católica, excitcrdfa por la .curio– sidad entró en ,ella. Lo que más le llamó la atención fué una imagen de María con el Niño Jesús en sus brazos, a \a cual se sintió movida a hacer un r,egalo. Vuelta a su casa, tomó .un p,ed'azo de tela d!e sedla y1 lo depositó a los pies d'e la 'imagen die la Virgen María. De re. greso a ·casa, x,ecibió múchas luces de la Santísima Virgen, conoció el engaño df? la secta en que vivía, abjuró su error, se convirttó perfectamente al. catolicis'mfo y1 ViVió ,en :él ferv;o– rosa t-odlos los días de su vidla. Llenas ,están las historias de muchos -ejemplos que con– firman cuan ·agradecida es la Madre die Dios para con sus· de– votos, Y' también para los que no lo son, al crnnceder1es la gracia de su conv;ersión. Bl volcán de amor d'ivino que abrasa su corazón, hace que tanto se compadezca die nosotros. La misma Virgen 'María rev;e1ó a Sor María del Crucificado, que -era tan grande el incendio d!e amor die Dios qhe ardía en su peého, que si el íci:elüi y, la tierra lo sintieran qued!aría:n en un instante consumidos; y, que coffilparados con los stryios fodlos los .ardores dfe los Serafines, no son más que ·el soplar die viento helado. Nos ama mucho, porque am!a mucbid a [)ios. Joven dev:oto d!e María: A.mémosla :mfudh'o !JI bien; evitando el pecado que ofondle a Dios: y, ;diesa:griidla a 1a Virg 1 en. Dijo San. l\nselmo: «Si María lleg,~ a ser Madr,e d~ Dios

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz