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177 - en María Irimaculada; por eso ',en Ellla nunca hubo otra cosa que gracia, amor, santidíadi, ag 1 radlo divino, beUeza, luz, pureza y1 unión íntima con Dios. Lo más .atra:y1ente, dulce Y' halagüeño para nosotros es, que ,toda ,esa grandeza, saJntidlad, u:nió1n ,y, transformación :suy1a ,en D}0¡s no:s pertenece, es propie:liadl nues- tra, por ser Blla. nuestra Madr,e. .. . .· SL E;,sa Madre bend'itísjrna recibió,. conservó y1 aummtó esos .tesorós divinos, no tanto para sí ;prop1ia, como también para. tp,da la Iglesia de Cristo y, p:ara nosotro;s, a fin die <;)O– Iaborar con su santísimo Hijo en, la übfa de la réalenció1n yi reconciliació11 con. Dios, pues sahidJo ,es,, que tod!9 .()µauto. noso– sotrns tenemos y, ,esp,erarnlo1s die g~ai!ía Y' ,d,e ríqúeza espiritual, lo hemos. .recibido die Dio'¡; por med!io c\:e Je¡;;ús, Redlenbor nuestro .Y' die su santísima Madlre,. fiel Corr,edlentora _y1 Coope.. radma a lá salvac~ón !JI santificación ctre la.s ..all'n:as. ¡ Oh, amado joven! ¡ Cuánta ,es 1a . grandeza ,die la Madlre de Dios! , . · . . · . .. ¡ Oh, María.! Toda hermosa eres. Bendita .tú. eres entrie tg,d,as .las mujere:,>. Dtos te salv,e, María 1, U~na d'.e gracia, más _santa que .todos los santos,. más. sublime que los coros angé. licos, elevada sobre tod'as las criaturas, la .más ¡iarecida, se.· mejante y, unida al Señor. El alma que Dios ,esooge para establecer ,en ·ella su mo– rada, debe· ser. ,enteramente limpia, · adlorna,dla de :odias las gracvas, santa ;con una santidad1 muy, girand'e, rara, excepcional y1, Ja más parecida a Dios. , · .. · . La Virge.i1 .María fué. vista y, contemplada por ,'Dios, .diesd!e la eternidad!, en su íntima uinLófn; ·,e inseparabilid!adl coni ,el Ve;rbo divino, que más tarde ·se había die -encamar :en su ~eno purí. simo !J' virginal. . . . · . Bn ,el mismo Decr,eto eterno con :crue ,el S,eñor diet21'mliinó la futura Encarnactón de su dMno Hijo, estaba ~ambién incluida, querida y, diecr,etad!a la. ,existencia de su futura 1 Madre. M,aría Sántlsima. ) . ¡Oh, dulcísima Mad're mía! Bres toda hermiosa. Tus v,es. tidos son como nieve refulq,e1nte; ;tu ,rosfoo brilla como el sol1. Llévanos, arrástranos detrás de tí, Virg,e:n J,nmacula::lla y1 sin mancilla. Queremos cort1(i!r tras tus pisadlas. Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. · Joven querido: ¡ Qué mezquinas, qué pobr,es y1 apocad!as deben ser para .el .hombr,e, p 1 ara el cristia11O que time viva fü'., las grandezas u, los valor,es humanos, que tanto dieslumbra,n .!J enloquecen a la flaqueza humana! Las v,erdadieras y1 sólidlas grandezas ante Dios son las únicas que llenan ,el cor.az ,ón · y1 le transforman de humano ,en divino, · de te!'r,en.o im celestial, como sucedtó en la Hnp,eratriz de ctelos !J' tierra María Santí– sima. To:do en Ella_ fné grande, sin comparación ni s,emejan– t,e: · La pósesió.n ·sin medidia d!e la divina gracia; ,Ja lilmpleza de tod'a :11alta e imp,erfecdón; la inmu:nidladl de todo ·mal ..pen~ samiento. !J' deseo; la . armonía cdmlpfota !J' absoluta ,enfr.e el alma y, el cuerpo, etítre lo interno 11 externo, ·,entre el espí– ritu !Ji el corazhn, entre la volurirn'.d' !J' los efectos, ~ntre la gr,aci~ divina· y, la naturaleza humailla; agrand,ad!o tod:o con las in•. 12

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