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- 176 - CARTA L Grandezas de la Madre de Dios María Santísima. Carísimo Joven: Gracia divina sin tasa y, sin medida, ex. cepcionales privUeg1os, virtudles,, santid'adl ·heró,ica y1 µunca vista en la tierr,a ni ,el cielo es la 0t1Ítradla die la .Madr,e die Dios en ·este mundo. La obra maestra de la .omnipotencia divina ciñó sus laureles en ,el ,primer illstante de su ser. La gloria die la victoria coronó a María en ,el momento pdmero de v:enir al mundo. De un tronco malsano y· plo1dridio1 sal16 una rama sana, llena .de vida ceJ.estial y, divina. El prodigio más grande, raro y1 excepcional de santid!ad es la ,exclusión die toda culpa, die diefectois ,e imperfecciones; por– que .antes qm.e ,exista• ,el hombre existe la culp~. y1 el pecado se le adelanta y1 aguardla ,en el· camino por 'do,ndie ha de pasar .al v:enir a este mundo. La ira de Dios es la primera herencia que 1:lie sus padres hereda, y1 por ,el sólo hecho de ser hombre es pecador, hijo de ira ·y, de maldíidón. Somos pecadores en ·el momento que somos hombr,es, y1 delincuentes arites que nac¡d!os. Todavía no respira el hombre ,el aliento die su vida y 1 yra respira ,el die la culpa que her,edla. ¡ Cuánta es nuestra desdiicha ! Reliquia ,es de 1a culpa· comenzar 1os d!ías con d:olor,es, gritos Y' lágrimas, continuarlos con aglitacicmes, trabajos y sollozos, y, acabarlos con inquietudes,'"- amarguras die concien- cia y, suspiros. ¡ Qué triste he11enda ! . ¡ Cuántos prod'igios son los efectos d!e La divina grracia en María Santísima! La gracia del Señor allanó 1os pasos más escabrosos. La raíz de nuestra vida ,era para la infernal s-erpfonte un fuerte inexpugnabie donde se atri,ncheraba y1 la ponía a cu- bierto de todo. peligro. , Su campo d'e acciótn ,era todo ,el mundo y1 sus conquistas ·todos los d'esoend'ientes die A!diá,n, sin excepdó!n die uno solo. Así .las cosas, sin vislumbrar remedio en lo humanQ. María Santisima enarboló su ,estandíarte victorioso, .aplastó la cabeza de la serpiente, y1 al príncipie die la tin1eblas le arrancó el c~trb de las naciones que dominaba. María, intrépida venoediora, 11ena de todos los dones yr gran– dezas de majiestad yr poder, lanza una mirada de soberanía celestial sobre 1as huestes enemigas, las aterra y 1 vence oon su limpieza inmaculada, con la abundancia de las . gracias r,e_ cibidas, con su santid'ací, la más parecida a la de Dios. María no siente -en sí otra i!lclinacLóln :y, desieo:s .!:J;Ue los die .s,er todia d;el Señor; p:o.rque fué escogida yr p;r,edlestinacfa desde la eternidad para dar la vid!a a su mismo creador. La feliz aurora de la Rediención se adelantó y1 resplandeció

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