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175 San José, que oonoc!a perfectamente que ·aquel jovmcito ,aprendiz ,era ,el Hijo de Dios ,encarnad!o, cuanidio, 1e veía mane– jar el hacha, la garloipa, la sierra, el ma:rltilLo y 1 los di~llJlás ins– trumentos dle carpintería... ¿qué pensaría? ¿No se sentiría hu– mil1ado, arr.ebatad:0 y1 a,dlm'iradlo al ver trabajar al vi?rdadero Hijo die Di!os? ¡ Ah! ¡Qué .f.eliz sería ahora ,el obrero y: todo trabajad:o.r si imitara a San José! Le ,evitaría iel ocio, las enddias, las murmuraciones, las p•alabras llenas de ir~. d'e ·blasfemia, die impureza, de diesesp,eradón y1 die escándalo. Eil trabajo die San José y, d'e .su ,e~posa Maria era muy diel agrado del Señor, porque trabajaban,, Cflldia uno en .lo su– yo, no piar co,dicia y1 · ambidón die ganar .dli111er,01 y1 aumentar los bienes tempma1es die su casa, sino por cum!pllir la v,oluntad' 'die Dios que manda al hombr,e que trabaj,e y1 se sustente con el sudor de su frente !JI también para aliVio y1 sustento de los po– bres, que ,ellos oo,n abundancia y1 .largueza socorrían s,egún su Bs d'e actvert~r, ·que .aunque trabajaban en ,el taller para sus Es de advertir, que .aunque trabajabaj¡i en el taller para sus p,arroquianos, jamás señalaban ni p:edlían pr,ecio d!e la obra que 1es ,ent11egaban 1, ni diec!an ,esto v,a1Le o me habéis de d!ar,, por– que rió trabajaban por ,el vil interés ,económico, sino por aom– plaaer ,a D~~s y1 por la· carJdiaa· ple qui,en Les encargaba la obra, dejando ,en su mano la r,etribucióin que recibían comio Umosna, no oomo paga d~ su trabajo, porque ,eran v,erdladleros pobres de espíritu y, no t,e;ní,an ap:egiof a las cosas de la tice:rra. Lo mismo suoedlla oon 1os trabajos die mla,no muy1 delicados y1 estimados qu.e hacia la Santisfr:rta Virg,err, que para ello tenla habilidades y; gusto ,exquis1tto Y' adlemás ,era mu.Y' amd•ga die com~ ipLaoer y1 ayudar,, sohr,e to:dlol a los ,pobi:,es. ¡Oh! ¡Cuántas neoesidades socorrió! ¡ De cuántos apuros saoó a las familia:s ! Los que de ,ellos r,ecibían el bendicio, una v,eces corr,es– pondfan g,enerosamente· y,·otras er.an ,escasos... Lo cierto ,es que muchas v,eces parece que andlaban escia– sos ipar,a el cotidiano alimento. ¡Ah! ¡Con qué resignación r,ecibían aquella prueba! Joven amadio: La santa casa die Nazar,et fué siempre él mo– delo ·p,erfiecto die las familias cristianas. ¡ Ojalá tuviera mucho .i'mitaclbres ! Procur,em!os tú y1 yo se– guir cons.tantemente sus •(?jet11ip1los y1 nos irá bien. Adiós. Man1dia a tu affmoi. y1 s. s. en Jesús, María y: José, P. PACIFICO

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