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- 173 pueden jamás s,er reemplazados por ningún otr.o en ·este valle die lágrimas! Jamás se vtó famma más santa, ni m!ás orden,ad~, ni de vida más. p,edecta !:l' ,edlificante, ni m1ás d[,gna de las ,ála– ban~as dJe los nuev,e ooros die los Thngieles. ¡Qué ternuras y1 qué transportes die amor las die esta Madre La más tierna, la m!ás a 1 m!an 1 1Je,. la 'má:s santa die todlas las madres, .teni,endlo s}emlpr,e a la vista al m:á:s hermoso, m'ás ama– '!bk y1 más resp,etaMe d!e todos los hijos! Sabía que ,,esfe su tan querido Hijo . ,era su Criador, Conservaclot',, su Re'dl¡2ntor, su Dios encamado en su purísimo y1 virginal seno; el tesoro in– finito de ci-elos y1 tierra, aunque todavía oculto e ignoradlo dre los hombres. ¡Qué san'ta y1 qué envidiable d:ebía s,er la vida dlé La Sagrada Familia nazarena.! · ¡ Qué humi!diadl la die Jesucristo ,en obedfecer 'en todo a J\'.fa_ ría y1 ,a José! . ¡Qué gloria La die María Santísima, tener autoridad: sobr,e el Hombr,e-Dio:s, oomo · las -otras m'adir,es ti:enen autoridad sobr,e sus hijos! · ¿Puede haber clignicladi más sublimle y1 ,encumbrada que la de tener dler,echo die rrrandlar al m 1 is:mio Dios? Y Maria que ,era tan profundamente b:umild!e y1 .se teinía en tan poco ,a sí misma. ¡aómo S•C! humillaría! .Y el glorioso San José, modelo acaba,dJo, die· todias las vir- · tucles, viénclos,e obedfecrdo,,, hoinradJo, 11~no dfe atenciolnes, def.e– r,encias, delicadezas y1 cuidíadós por ,el Hijo de DLos encamado y1 por .su ben.dlitísima Madre, su virginal esposa, ¿qué p0nA saría de sí? ¡Ah! ¡ Con qué humi1dladJ ! ¡ Ciólm,o, cuidaría die oo– rr,es,pondier aon su buena voluntad!, agradlo, delicadleza, esmero y1 1?ntera solicitud a las bondladles. díe aquel Hijio di'.vino Y' d'e aquella su esposa oeiestial Y' purísima! · . ¡ Qué folicidlacf cj!ebía haber en aquel doméstico domicilio! ¡Cuántas v,eoes estarían los fr,es arrobald!o~ y1 extáticos ! ¿No se les mostraría Jesús alguna v,ez, como lo hizo.. en el monte Tabor, todio transformado? ParéCém!e que sí. ¿No les hablaría aquel Hijo ,d!Mno (tat;t, s,encillo y1 fram;o con sus amigos) die! fin inmledaato ele su ve,nk!,a al m'undlo, de su p•redicadó111 u apostolado, de la fundación d'e su Iglesia Ca– tólica, de la Institución die! Saceridaqio !:J! idie los siete Sacra– mentos? Aquel Hombre ,Dios, tan amigo. die enseñar Y' compla– cer a todos, aúin a sus mismros enemig'ois', durante los muchos años que vivió con sus :pacfres en Nazar,et, ¿mida k~ dliríf!, ni revelaría de sus planes futuros? .Si algunas p,ersona;; le mere– dan eintera confianza ._¿no. ,eran Mar'ia' y1 José? Pa11eoe raz,onal'lio que así fueria, ¿qué J.es diría-? ¿qué I,es ,enseñaria? ... Según la V, Madr,e Ag'r,ed'a, ,el d 1 ivino J,esús dió .nueva cien– cia a su Santísima Madre, iluminaüdo su ·entend!imknto y, ha– ciéndola p1articipante de su sabiduría in.finita, dlepositando el). Eilla la doctrina ,evangélica, quedando com¡p1letame:nte díb.cta ~ p,er.fectament,e instruldia para enseñar a muchos .,mundos si los hubiera, María Santísima .fué la primera .discípula die sµ Hijo santísimo, en que s,e ,estamlpó toda la doctrrn,a die la Ley1 die

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