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164 - nes Y' ruegos por el linaje humano, pidiendo se abreviase la venida del Mesías prometido y, por todos esperado. Toda la vid'a de la Santísima Virgen fué vi,d1a de continua oración Y' altísima contem:plació¡n, dándonos adímirables ,ejemp,los que debemos imitar si,empre sin desfallecer, ni cansarnos. Del ,entrañable amor que tenía a la oractó1n, nació él amor grande y, ,excepcio~al que ten:ía a la soledladl, al retiro y al re– recogimiento, Amado. joven: Procur,emos or,ar y1 ser amantes de la oración. De la · absoluta dep,endencia que todos tenemos die Dios, arranca la necesidad' d 1 e orar. Stn la oractón caeremos en mil flaquezas. Por ,eso ,el mismo Jesucristo ·r,epietidas yeoes nos re– cuerda la necesidad de orar, diciéndonos: P,ed1dl,, llamad; bus– cadí tJna Y' mil veces. Siguiendo ,ese consejo divino, todos los santos fueron mu¡} rezador,es Y' 1;rmigos d'e la oractón. No ha'y. otro camino para llei;rar al cielo. Repito: ¿Puede el ,pez vivir fuera die las a.guas? Menos puede el cristiano vivir la vicfa cristiana sin el recurso d:e la oración. Todos los santos se han salvado por med'io de la oración !:I todos los répwbos se perdieron por no haber oraclb. BI alma sin oración es como huerto sin agua, como sin fuego la fragua, como nave sin timón. EJEA'lPLO.-Refiere el Beato Alano que había en Florencia una joven llamada Benita; pero que bien 111,erecía tener el nom– bre de maldita, por la vida ,cjeshonesta y, escandalosa que lle– vaba. Cierto día, como por curiosid!ad[, fué a la iglesia y1 oyó un sermón de S. Do:mii:ngo d'e Guzmán. En µ1!edio del sermón comenzó a sentir remordrmiento d~ su concienCia y1 empezó a llorar. Acabado .el sermón, se acercó al Padre p:redicador y le pidió que la oy!ese en confesión sacram~ntal. Confesóla el Santo Y' Ie mandó que rezase el Rosario a la Santísima Virgen. Como estaba muy, acostumbrada al pecado feo,, volvió a oaer ,en él. Súpolo S. Domingo, la ham1ó y, volvió a ·confesarse. Cierto día el Señor le mostró ,el infierno con todas sus penas y1 horro,– res yi le s,eñaló ,el lugar que ocup'aban a1g:unos que por su culpa se .habían condenado. JU misimo tie'm'po, par.a mejor afianzarla en el bien obrar, ,el Señor 1e abdó un libro ,c]jondre estaba la larga lista de sus p,ecad'os y· respon:sabiliidla!dies d'e otras alm'as y 1 a, perdidas por su culpa. Se horrorizó al contemplar tan esp:a;n– toso espectáculo, y1 llena de ans'ias Y' 'die temores, acud'i6 llena de confianza a la Madre de Dios suplicándole que la ·ayrudare en aquel !'\PUro en que se. hallaba. La Virgen María, Pastora compasiva de las alm!as, .atendió a sus ruegos Y' le alcanz;ó tiempo para llorar sus torpezas y hacer penitencia; aunque no podía apartar cJ!e sus ojos la larga lista de sus culpas, que tanto la ,extremecian. Encargóle la Virgen que meditase fr,ecuentemen1Je en la Pa-

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