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- 159 - breza, Y' par,ece dieducirs,e die una r,evelació1n hecha a · Santa Erigida. «Desd:e mi infancia, 1e d[jo la ,Vir,gien:, hice voto en mi corazón de no poseer nada ,en el mundio:». (ReveL, 1 J.2 c. 10). Joven amado: ·Según •,esas ,enseñanzas dfel dfümo M.aestro1, ¿qué debemos pensi;ir y1 juzglar die las riquezas temporales? ¿Son mal,as? No..¿Son pecado? No. Si fueron mal ad'quiridlas, no se pueden terener; hay1 oblig,acjió¡n estricta die restituirlas a su cíueño. Es dleber sagradlo die justicia, Las riqueza·s justamente ad'qítiriclas, son dlones ternpo,raLes y1 beneficios que 'Dios coinceidt al hombre y1 que éste dlebe ag-radieoe11, usando die ellas para el fin que D10s les señala; no par.a su abuso, ni sed\.tcdón o· in– justicia, que ofonc!Jería al Supr,erno Dadior. Los ricos y1 millonarios so.u simples adimfünistrador,es o ma– y,ordomos de las riquez,as que ip10¡s 1 e:e1n:~ y 1 ,en dia no lejano dlarán cuenta exacta d!e ,ellas al dlivúno y1 S1.1pr,e,mo Juez, de su ad!mi- nistraciJém. · Muchos reyies, como David, San ·F,ernandlo, San Luis, San Eduardo, ,San Canuto1, y1 muchos haoendadios, como Abraharn!, Jacob, Job... U¡zgaron a la santicl:ádf y1 ,están ho1y1 en los altar,es. Eran verdiadero:s ,pobr,es de espiritu. Hoy, conocemos a muchos ricos que it.tsan Men die sus ::rique– zas, a9 1 udiandio al que p'ooo :puefdie Y' 1pr.acticanldb el q'hm en µna u otra forma, y1 cierto que agr,aJdran a Pios. Eisos son verdadle- ros pobres d!e ,espiritu. · ¿Qué nos pidie y, manda J,esucrtsto?I Que seaimos pobres die espíritu, ,esto ,es: Que no tengamo:s el .corazón pegiadio a las :rf– quezas temporales, al oró, bi!Letes ,die Bando, hered!adies... Para los verdíaderos pobr,es die espiritu las riquezas tempMa!es 'Son medios "die s ;antifica.ci .,ón, por ,e1 .buen uso que. 'die ellas haooo. Contr,a ellos. no clamó Jesucristo, sino. contra 1os rru¡i.los ricois¡ que t1enen su corazón y1 a:t1ecto en los i bienes -materiales, como si fueran su único y1 último frn. Y" ¡ cuá1n'tos caen en esa ·trampa · dliaMH:ca ! ' La Santísima Virgen Maria lno .cay1ó en ,ese lazo die! amor desordienado a las riquezas temporales,; Dijo el Flin_gel a Sainta Br!gidia: «Las riquezas Y! tesoros die ,este: munc:l!o eran para María , como lodo que todio ,el rnundlo pisa,,, Dice el P. Canisio: «Con la her,enCia .die sus 'e'adlr,es pudo ta Santísima Virgen Maria llevar ,en ,el mundo vida aóilnloda yi regalada; :pero pr:efiri,ó p,obr:eza; pues ir1eservándbse una p 1 eque– ña porción d:e los bi:e1:1es heredados, dlió todo. lo dlemás al tem- plo Y' en limosnas a .los pobr,e,s». · . Bl Seráfico Dr. San Buenaventura, )leno die admiración y1 óe entusiasmo santo, co1nsidierandJo la ipróbr,eza d!e Jesudrisfü y1 die su Santísima Madre Maria, ,excla1ma: «¡Qué gran motivo ,die consuelo para ,el pobre, ,el considerar la pobr,ez;a die Crj,sto y: de su Madre María». . . . Para un cristiano que tienie ~e y, lij,l.t!e vlVíe die esa fe .,Y 1 fir– memente cree que Jesucristo ,es ,verdad/ero Dí~s y1 ,el mlodlelo di.~ todos tos predestinados, sus ,ej,emplos idleben servtrl:e de notma de vidla; y1 si ViVle ,en Ia pobt\eza, llevar con .pactenda las pri'– vaciones, ofoecJéndolas al Señor en uniibn die \as qel dlivino Re– dentor. Hágase santo Y' será bien fico. L,e conviene. Puedle,
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