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- 151 - 6.!i Abrazó la cruz Y' la abnegación die sí misma, como Corr,edentora de .la r,edendón die .todo, el género humano, as,~– ciándose ,e imita:n 1 dio a su divino ,Hijo J,esucristo, que desde, su nacimiento en extr,ema pobreza y desprecio d~ los hombres, vivió . siempre ,en la cruz d!e. las ad'versidadles !J' persecuciones, terminando su santísima vida clavádo en dluro madero, ,entre dos Jadr,ones. · · 7.ª Amó la cruz corno ,penitente. Cterto es que la Virg~n no oomet1ó ,p,ecaclo, ni ,aún tuvo im:perf,ección alguna; pero, por los p,ecadios ,del mundo abrazó la cruz, 1ml{ta!n\cilo/ :a s:u divi!l).O Hijo. No tuvo culpas que ,expiar., pero tuvo _carid!a,dl para ciompiacJle– cerse de nosotros y: dletener la justic,ia del Altísimo, como hizo el Profeta E:Has y, otros santos. 8.ª · Amó la cruz, para crecer en santidad !:l' ganar méritos par,a ,el cielo. La Virgen Maria siempre fué santamente avara die. santidad, con ,el noble fin die dar más gloria a Dios; pues sabido es, que ,en las virtudes de los santos campean y, res·- plancleoen las perf,eccion-2s ctriVinas. . , . ¿Podía ser1e indli.ter,ente acá e;n la vida ganar ·más méritos piara la vida eterna, que firmemente •espieraba, a .fi:n die dar más gloria a Dios ,en compañía die los A:ngieles y1 bienaventura- dos? De ningún modio. . . ·Su único p~nsam:tento, "des,eo y, as1p:fracto1nes era,n 'War •gloria a Dios, fin principal por el que Dios cr,eó, ,el munldJo y, a nosotro~. DOS CLASES DE PENITENCIAS O CRUCES. ~ Peniten- cias ,activas y, pasivas. · LLamo penitencia activa la que uno busca y, procura para sí, como ay1unos, dtsctpHn,as:~ cilicios, p·rivarse del sueño, comidla o bebida... . Y :penitencia o cruz pasiva son:- la ad!versid!ad,. contradiiaciólll1, diespr,ecio, p,ersecuc¡o:nes que no:s vien~n Sin nosotros directa– ment.e procurarlas.;. SU PENITENCIA ACTIVA. Amad:o joven: ¿Haría la Santísima Virgen penitencias ,ac• tivas? .Mer,eoe que lo pensemos. Sabemos que era amante de la cruz; que dJesdle su niñez se ej,ercitú ,en venoers,e a si misma y1 en negar su propia voluntad!. Estamos ciertos y1 bten persuadlidos que Ella tenía, no ,só,lo el espíritu die los santos, sino que ,en . todlo les aventajaba. 1o que no ,es posibie decir, ni aún imag~nar,. pues se trata d 1 e la Madr,e de Dios, ,en to,db· ,excepCional. Tampoco ignoraba Blla lo que predicó su divino Hijo J,esúS, qm~: «Bl reino 1 li,e los delos sre .alca,iz,a a vivia fuerza, JI! los que la ha-c,e,n (a sí mismos) son los que lo arr.ebatan:». (S. Mateo, 11, 12) «Eisforz.aos a entmr p'or la ;puerta angosta: porque os aseguro que muchos b.us.c,ar,án cóm'o e,1#riar .Y' 'no p:oidJráfzf,»1. (S. Luc., 13, 2lf). _ Dícenos 1a V. Macfr,2 Agreda que Uegandlo la Niña M,aría a los -dos aflos oomenz,ó; a seflalarse mucho ein ,el afecto y, caridad con los pobres. Pedía 1imos1na_ a su madre para ,ellos y1 se la daba y, aún exhortaba ,a su .hija que los amase !:JI re– verencias,e, oomo :a pobr,es dJe Di,os.
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