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150 La penitencia !Ji la santa austeridad que aflige, casti~a yr mortíl:ica fa came, contiene ,el aesord:en ,·t11e las pasiones, aplaca la justicia divina, espiritualiza al hombre y1 1e dispone para el trato con Dios en ¡a oración. Verdad ,es que, por una gracia muy1 sing;ular, las pasio• nes de María Santísima no ,estaban. diesordienadias, sino obe, dientes a la razón !JI a ella ,en todo sujetas; con todo, . amó, buscó y, practicó la p·enitencia, la mortfüoadón y1 santa auste· ridadi 'desde la niñez hasta ,el fin de su preciosísima vida. Amado joven; ¿cuál sería la causa que movt6 a la sa· cratísima Virgen .M._aría a amar la cruz, la 'mortificación y1 la santa austeridad', siendo cierto que sus pasiones no estaban desordenadlas como las muestras, y1 ,estando Blla Hena de la divina gracia, como se lo dlijo el Arcáng 1 el San Gabriel al anunciarle el misterio die la Bnca11nadó:n, y1 estando también confirmadla en gracia? Varias razones ,ex;plican esa resolución !JI ·proceder die la Gran .M.adr,e die Dios. ta Para •obedlecer a Dios que pnr el Bclesiástico. nos dice: «Si no hacemos penite1ncia, caeremos e1n las m:anos. rlel Señor». (Eicles., 2, 22). Para seguir a p'ice firme las enseñanzas ·ct:e su divino Hijo, que a todlos dijo: «Si algnn-o quier:e venir e:_n pos - de mi, niéguese a si mismlo, lleve su cruz c,aria rifo p, sígame-,~. (S. Luc., 9, 25). 2.a Para imitar el ,ej,emiplo de los santos, que todios lo hicieron así; .!JI cuanto más santos tanto más se ,ej,ercitaron en la penitencia, santa austeridad, vencimiento die ~í mismos en las adversid'a!dies !J' contratiempos d!e la vid:a. ¿Quién aventajó, ni igualó ,en deseos de santidad: a .M.a· ría ,Santísima? 3.a Para aumentar su santidad!, Vei,d11:1dl ,es 'de fe, que Eil1a fué inmaculada !J' llena de todas las gractas !J' virtudes, !J' que fué santa y, santísima; pero, rp-rocur,ó de:IJerrd!er, conservar, cüid!ar !JI aumentar esa su santidad, com!o lo ,procuran las a~mas f-er– vorosas y1 santas; y nos parece la cosa más puesta en fazón; como hac~r lo contrario lo juzga:mos enga·ño y1 'm!al ca'I:ni!no para 1a persev,eri:lncia y1 ,el aumento die la perfeccióin, santidl'ld _y méritos. 4.a Para darnos ejemplo. Si Ellla que fué pr-eservadá de la cu,I;p:a original y: en todo· sa1nta u p1erfecta, se creyó necesitada a abrazarse con la cruz para conserv:ar y1 aumentar ,ese tesoro divino, ¿cuanto más debemos hacerlo nosotros,, que estamos rodeados y 1 combatidlos de fuertes '!l' atrevidlos ,enemigos qomo son el mundo, el dem'oniol y la carne e 1 mrpujada por la rebe1dlía y, el desorden de nuestras pasiones? 5.ª Por complacer a Dios. Sabido es de todos, que la San· tísima Virgen María tuvo siempr,e deseos vivos y: hambre de santidad! !J' todo empeño ,en cr,ecer en ,ella, no tanto por su propio prov,echo, sino por complacer a Dios a quien tan pet• fectamente amaba. Pues, con esa ·nobilísittfa intención procu– ró BUa ,abrazar la cruz y1 vivir en ella. Si ,eso hacen los santos, no es de extrañar que lo hiciera la Reina de todos ellos. Els el modo más perfecto die obrar, como obraba la Madre die· Dios. Bien puede decirnos: Imitad mi ejemp'1o. Seguidlme.

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