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-. 139 que tenemos de Dtos ,en todo: ,en lo natural y: en lo sobrena– tural. Conocemos también nuestras flaquezas die pecados, flo– jedades y1 .omis~one:s; JJ ,a ,este conocim'iento d!e nosotros mis– mos sueJen llamar humildad' die ,eúte,n¡d!fmi,e:nto; aunque sola– mente ,es un mied!io par.a mov,er la vol:utl(tacJI a humillarse, a te'• nerse en poco y: ·a ·desear que los otros n1os tengan el poco, oonformámdose con nuestvo pensar y1 sentir, ,en lo cual está la verdact,er.a humildlad. . . Como y1a v,es, jov,en¡, no ,está la v1erdiad'era humild!ad en el ,entend'im}e:nto sino en La volUll'badl. Cierto es que el enten– dimiento ,es un m 1 ed'i:o 1t1aturial, s~n ,el cual no se conoce uno a :sí mismo; pero soh,mente ,es un medito piara ser humilde. Puede uno ser !JI conooers,e pecad[qtí y, malo rematado y ser un soberbio die primera clase. ¡Ah! ¡ Cuántos hay1 de este jaez l ¡ Ojalá no fuera verdad'! Hay: muchos sepulcros blanquead!os/. Muchos siguen la sombra y1 apmi:encia dJe la humild'ad !:J' ·están lejos de ser humildes, d'ioen. los Maestros d!e 1a · vid'a espiritual. Que uno con. la humildlad' die ,entendim'knto se conozca a sí mismo y se p,ersuadla bien, que las ·b,uenas cualid!adles, dotes o gracias que Ie par.eoe .tener no son suy1as, sino recibidas die Dios, y1 que ,examine su conci,eid.dLa: !:J' V,ea sus p1ecados, flaquezas, infid!elidad!es ,e inCo'nstancia ,en ,el bien ohmr !:JI no pod!rá menos de humillarse ·ante Dios y1 ante 1os hombr,es, con un sincero desprecio ·cle sí mismo, corifirmJarrdlo ,así, que la hu'mildiad' es la verdad .!:J es justicia. Según San )3uenaventura la humildiacJi tiene .tres graclbs: 1.º Tenerse uno ,en bajo concepto y1 estima a sí mismo. 2.º Desear, con v,e,rdad', que los otros le tenga:n en ese mis• mo concepto y, estim:a. Que p:tens,en coimio él. E[so e's andar en verdiad. 3.º Atribuir y1 diar ,a Dios ito,d'a . la gloria, cuandio se v1ea uno entr,e honl)as, d!ignidadies !:J' aµ,lausos. ·Y aún podemos aña– dir otro grado más: el lf.º- Amar los desprecios, dies,earlos, buscarlos y1 sentir p,ena de verse honrad!o y, ialahald\o, y: huir :de las honr:as oomo de un enemigo, corno hacian los santos. Querido jov,en; te d 1 ejo ex,p,uesta la d!oc~rina die la humildad y1 añaclo: Que la humildad de la Madire de Dios y: nuestra fué profundísima humildad de coraz,ó¡n, hasta ,el úfümo gradio de µ,erf.ecdón; porque conocía a Dilos !:J' 1,e ,co¡no:Cía muy 1 mucho, y se conocía a. llÍ misim'a, (no como piecacllora, ni flaca, ni defec!– tUosa, ni impe'rf.ecta, que nunca lo fué), ~ino como _criatura de Dios, die quien tocJio leo recib\i\ó ,y, :tln úoid:o dlepiendió en absoluto, de.l Señor. Debemos advertir, que 1a Virgen María :dlesdie ~u p'fi– mera ,ediad tuvo ,el dion ·die oracLón ,y1 .die ,altísima co1ntemlpla 1 - dón muy, perfecta Y' subidia. Había ,entradlo ,en muy' íntimas ~o.– muflicaciones con Dios !:J' s,e había dado ,cuenta die las infinitas grandezas del Señor. Sabía que_ el Altísimo, sobre to:d'as 1as criaturas y, sobre Ella, tiene dbnrinio Es.e,ncial, Absoluto, SU'J p,remo, Universal, Irresistible y E!ter1no. Co:noda con toda cla– ridad !:JI evidenciia que ,el dlomtnio efectivo Y' absoluto de mas sobre nosotros comienza ·desd!e el p,nmer tnistante cle nuestra
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