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- 116 - gotable, que mientras de ,ella más agua se saca, tanto, más se Ileqa; !Ji mientras más se llena, tanto más se .dj.lata». Así ,es en realidad. Los amantes de la Santísima Virgen M.aría pmcuraro:ri sieml– pre y, con todo interés publicar sus grandezas, su dignidiad, su bondad, su misericordia y: su pod:er, a fin de verla amadia de todo el mundo. · M.ucho importa al bien particular · de los individuos, famil– lias, pueblos, provincias y1 naciones, tener verdadera devoción a la Reina de cielos y, tierra; pues como dijo Ricardo die San Lorenzo:- «Honrar a la Reina de los Amgeles ,es granjears•e la vida eterna». . , Y el seráfico docfor San Buenaventura as,egura que los que trabajan en publicar las glorias de M.aría tienen as,egurado el cielo. · No hay1 en el mundo pecador tan perdidlo y· hund:idio ,en el vicio y. tan desesperado de su etetna salvación a quien la Vir'.· gen 1,e niegue su amparo, pno¡tecció,n !JI defensa, si se arre– piente de sus culpa, y, a Blla acude confiado. Por es.o San Efrén la llama: «Puerto seguro p'ara los que naufragan». «Unico refug'Lo de los pecadores» le d'ice. San Agus'. tín; y1 «Esperanza de los malhechores'» la apellida San Lor,enzo Justiniano. Todo es poco en alabanza de M.aría. Joven ,amado: En toda nuestra correspondencia he procu– rado exponer con cla,id'ad y, llaneza las razones o motivos que deben moverno:s a: ser devotos enamioradio.s dle la Sagradia e Id– maculada Virgen M.aría. Ein la presente te hablaré de las di~ fer,entes maneras de honrar a nuestra· dulce M.adr,e, oon obse– .quios a EUa muy· agradables. Carísimo joven: Conozco bien tus deseos de amar !J' hon~ r,ar a nuestra M.adre Purísima la Virgen .M¡atía y1 lo celebro entusiasmado. Buena señal. CLaro está: ¿Qué hijo am·ante yi agradecido no Uene a ,gran dicha honrar a su madre y1 obsequiarla? ¿Y si esa madre ,es la Santísiina Virgen M.aría? Los verdadleros dievotos de M.aría no dejan pasar ocasión sin ofrecer ,a su ·M.adre ce1es:tial alguµ,01s obsequios filiales, que no son - otra cosa que los homenajes del corazón amante y agradefido. Por otra parte la Gran Rdna del cielo es tan agradecida y1 generosa a los pequeños obsequLos que 1e hacen sus devotos, que jamás deja de corresp-ondler con señaladas merceáes, de~ volviendo cosas grandes por pequeñ:os servicios. Para n¡.ejor conseguir éso debemos procur.ar tres cosas: · 1.ª Que le ofrezcamos esos homenaj,es !JI obsequios con el almá !i'm'pia de pecado _m:ortal. Ni 'dos 'minutos en culpa grave. Luego un acto, de perfecta contrición. 2.ª Que persev,eremos firmes uno y1 otro día, hasta la muerte, en la devoción a María Santísima. 3.ª Que se lo ,ofrezcamos, no de cualquier 'll'1 'ane.ra, sino con reverenda, delicadeza, af,ecto u amor. Así obra¡n la_s pe(~ sona.s finas 9 bien educadas,

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