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8 - gió por querida Madre suy1a. Una de las dichas más gra:ndió– sas y, singulares que gozamüs los que vivimos en la bey' de grai– cia y somos hijos de la Iglesta Católica, es la de tener po,1~ Madre a La misma Madre de Dios. Es el regalo más cordial y grandioso que Jesucristo nos hizo, pendíerüe y1 agonizante m la cruz. Conozca el cristiano las grandezas de María Santísima, su amor a Dios y, su caridad para ron el próji 1 mo !J' entrañable– mente se enamorará de EILa y1 a El1a acudirá confiado; y1 sus esperanzas se verán cumplidas, llenas de g,oz,o, Y' d~ consuelo divino. Haga ,experiencia yr verá que es así. ¿Quién no ve y, ad'mira Y' ,agradece la infinidad de milagnos que se hacen cact:a día por la intercesión de la Madiie de Dios?, Si de los ,otros santos dijo Jesucristo. que harían maravi– llas may,ores que las suy 1 as, ¿ có 1 mo, no había de conceder .El es10 mismo a su Madre santísima?. Asegura San Bernardino, die Sena que la Madr,e de Dios tiene juris-clicción ,en los dones del Espíritu Santo. Bien supo el Señor a quién escogió, encomleudió y constituf y 1ó limosnera y 1 rep.artid10,r,a de los tesoros infinitos de sus divir nas ,gracias. _ Bien. oon:01ció sus ipiadosísimas entrañas y1 fué altísimo con– sejo y, acortada elección de Dio¡s al fiar a Ella las llaves del r.eitto de los ci:elo¡s y1 la salvación et-erna de las alm-as r,edimi– das con la sangre de su divino, Hijo Jesucristo. ¿Puede haber en el mundo may1or dicha? Imposible. Bsta dádiva y este honor son de tal valía, que sóto en ei cielo sabrernos 1 api'eciar :y, agnadeder a Dios tan marrnífico dion. ¡ lfü !. La Madre de Dios es mi Madre. Oon eso queda di:– c'ho ·llGdio. ¡Oh Marí:a! ¡Oh amantísima Madre míaI ¡Oh consuelo y, defensa mía! ¡ Qlh R 1 eina, Señora y1 Emperatriz de ci'el:os g ti,e– rra! ¡Oh dulcísima Madre ·de toda b,ondad !J! misericordia1 Mir.ad, por mí. Volved! a nosotros esos vuestros :0ijos miserit'ordiot– sos. Salvadnos del diluvio de las culpas en que se anega ,el mundo. Alargadn:01s 1a mano y1 llevadnos al cielo, Cuid_ad de n,osoft'ros ahora y: ,en :el momento de nuestra -muerte. Tfi.ny1 ruucho deseo que tú, jo,ven o 1edor querido, seas de~o'.1io ~er,da,dJ,ero de la Santísima Virgen María. Con ese noi– b1e fin redacté las siguientes Cartas, recogida su doietrina del anchuroso campo. de ta santa Iglesia Católica nuestra Madre. Léelas con asMuitl:ad y1 am1or Y' no arrepenlirá,s. Reoorniéndalas a tus amistades 91 harás oficio, de Misionero de María, y1 Ella te lo ,agradecerá y1 reoompensará. · Aunque van dirigidas a .un joven. su lectura es útil, muy1 provechosa, instructiva y1 consoladiora para todos sus lectores

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