BCCCAP00000000000000000000530

99 santísimo, mudando el castig.o en perdón, ,en 'misericordias y1 bo:n¡. dades. ¿Qué maym amia,r podemos desear? ¿Quién se desvela tan:– to piar nuestro bkn? Sin saberlo 1 nosotros; sin esperanza de 1nues,L tro agradecimiento; aunque. la of,endamos, escupiéndole a la cara como hacen ,-los blasfemos; ,aHnque de Ella reneguemos como hace el her,eje; esa cuidadosa y1 tierna Mad/r,e está siempre rogando e intercediendo por !nosofros. . El poder de María es sin límites, camio el _podJer die Dios, oon •esta diferencia: que Dios tiene ,el 1 p:ode'.r ,dfe sí mismo y1 la Vir'c gen Maria lo tiene por gracia que el Señor Ie concedió. Así lo confesó Ella cuando improvisó el cántico del Mae:nificat: Feci~ mihi magna qui potens est (San Lucas', 1, lJl9): Ha hecho e,/1! mí cosas grandt?s Aqael que es p'oderoso. Había Dios decretado hacers•e hombre y1 sólo esp,eraba para ello el consentimiento de María, y1 cuando dijo: He aqui la e8'– clava _del Señor, háP.;ast! en mi S't!'!,fin tu p'al•Tbra (San Lucas, 1,38), inmediatamente se verificó la Encarnación del Verbo d!ll– vino en el seno virgi'nal de_ la Virgen. Creó Dios el mundo, sacándole de la nada con sólo qué– rer, ¡.¡1 Ma1·fa Santísima, accediendo a la voluntad/ d'e Dios mani,L f.estada a Ella por el Arcángel San Gabriel, en un abrir ll' ce'– rrar los oios atrajo a su virrJinal seno al Hijo de Di.os, quedan'.– do hecho Hombre sin dejar die ser Dios. María Santísima dió a Jesucrrsto el corazón humano fot· mado de su mis'ma carne y naturaleza, 'Y' J,e~ús dió a su purt– sima Marlre la misericordia que trajo al 'm'mídlo dlel seno de su eterno Padre. Ella le dió también su preci:osísima sangre, de valor infl'nito por estar unida 1a la divinida'd!, Y' su divino Hii-o .concedió a su santa Madre, por gracia especial, que Ella disJrihUtJla ·y, aplique a fas 1 almas el valor de esa sangre redentora de tod'o ,el género humano. ¿Para qué Jesucristo puso en manos de María Santisim:a tanta misericordia, dulzura, bon&1d! y1 soberano po'der? Para que lo emplee en favor de los pobres pecadores. Por eso Jesús' quiere que acudamos a María. Ya dijo San Ansebuo: que at" gunas veces lo que pedimos a María lo alcanzam 1 os m 1 ás pronto que lo que pedimos al misnro J,esucrrstp. No quiere 2so decir que la Virgen es tan poderosa o más que Jesús, que eso sería _ga'· rrafal eng,año. · · Ese pr-oceder de Jesucristo nos manifiesta y, eta a conocer palpablemente cuánt,o ama a su Santísi 1 mra Madre; cuá!nta con– fianza tiene en Ella, !Y cómo ,desea ho,nrarla 11' que todos la hon– ren armliendo a su mat<?rnal r-egazo; y1 para eso la €onstitm.i 1 ó reoartidora yr como limosnera del pr,ecio infinito de su preciof– sisima sangre derramad"! en ,1?l madero die la cruz !JI de todos )os tesoros celestiales. El honor tributa;d,o: a la madre ,es un pr0'• cioso título de gloria para el hijo. B! qrandi0s0'1)oder de la attCl'usta M.adlre die Dios no se apo:– y1a, como el de los rey:2s de la tierra en ,el numero, fidelidad y 1 vaJ,or de sus vasallos, sino que todo lo ha recibido die la infinita

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz