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Y el fuego le respondía indomeñable y colérico. alargando su amenaza hasta tocarle los dedos. ¡ Qué ardoroso su contacto! ¡ Qué difícil darle un beso! * * * Los ojos de fray F'rancisco, luminosos otro tiempo, con el paso de las lágrinrns se fueron quedando ciegos. El rocío del dolor resbalaba sin esfoerzo porque el Amor no es amado como merecía serlo. Culpas ajenas lloraban en aquellos ojos buenos; penitencias y oraciones se trocaban en lamentos. La noche negra y sin astros apagó los dos luceros ... Los hijos del Serafín agotaron los remedios : pomadas de oculta ciencia, jugo extraído de pétalos, aguas de fresca caricia, colirios y sahumerios. (Francisco se sonreía de sus frailes curanderos ... J Pero vino un cirujano con la esperanza en los dedos : 96

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