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En la raya del dintel fray Angel, fiero y altivo le contó, punto por punto, la historia de los bandidos. Aún le temblaba el resuello asombrado de sí mismo. (Y a Francisco se le helaron las sonrisas y el rocío ... ) -«Fray Angel o fray Demonio, tienes alma de granito, boca de piedra y de hielo y caparazón de erizo. Si Dios fuera como tú, si así fuera Jesucristo, ni el Buen Ladrón se salvara ni agua llevaran los ríos. «Vete al bosque, clama y clama, y sea el clamor dulcísim.o y llama con voz humilde a los hermanos bandidos. Y cuando vengan a ti -graba bien lo que te digo– salúdales en mi nombre, dales un beso de amigo, y ofrece con el perdón, limosna de pan y vino ... » El fraile salió a los campos temblando del compromiso. Se perdieron sus clamores sonoros entre los pinos. 76