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Dormid, jardines de fuego, hasta que venga la escarcha. Yo estoy forjando victorias con los insomnios del alma ... ». Vacío está el corazón, lo mismo que una tinaja. En el horizonte huérfano, tiemblan desnudas las ramas. Y cuando el sol se asomó para mirar a la plaza, vió la cólera del viento recogiendo las guirnaldas. * * * Tres doncellas se reían en balcones de esperanza. Por los senderos marchitos otras trescientas lloraban ...