BCCCAP00000000000000000000529

reconfortar al último caído y enjugar con amor la última lágrima. »Y después del silencio, suavemente, abrir puertas cerradas, y servir con la ausencia y el recuerdo dejando por doquier unél fragancia» (1). (1) Cuando llegó Francisco a este mundo, la Humanidad todavía no se había encontrado a sí misma. Estaba anémica de amor y pletórica de egoísmo. Aquella pobre Humanidad estaba metida en un callejón ... con salida; y esa salida era Dios. Francisco vino a poner a Dios de actualidad en el corazón humano. Su elocuente mensaje era parecido al perfume sin ruido de las flores. Penetrante y alegre. Rayo de sol en invierno. Mínimo y pobre, fraternal y enamorado, ignorante del odio y de la maldad, poeta de toda la Creación ... Ese fue Francisco de Asís, que tanto ha dado que hablar ... y tanto que imitar. 19

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz