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Cómo se disuelve su terrón de azúcar; cómo el río amargo sus ondas endulza; cómo en las cascadas danza y se columpia; cómo se desdobla sobre la laguna, llenando el espejo de peces y frutas ... Los perros la ladran no porque se asustan; la ladran de gozo y así la saludan. (Los pobres no tienen voces de ternura.) Los pájaros creen que ella fue su cuna y que las tibiezas del nido son suyas. Por eso se duermen al salir la luna. Los pobres la quieren no por lo que alumbra (que su luz es bella, pero nunca es mucha). La quieren por buena, porque no se burla, porque a veces tiene un aire de viuda con perfil amable surcado de arrugas ... 127