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LA VIDA NUEVA Siguiéndote, Francisco, los pasos más enérgicos que el viento. esa vida celeste sin cadenas, corazón volandero, he bebido tu voz estremecida. el dardo de tu aliento, desde todas las metas alcanzadas. fronteras de tu reino. Y, aunque el clamor me desbordó el oído, he recogido el eco : -«Hay que romperlo todo, me decía;:;. y desnudar el corazón primero. Hay que borrar las líneas y los surcos de todos los terrenos. Y conquistar valor para tus ansias anémicas de miedo ; valor para la ruina y el escombro y valor para el día de los sueii.os . Las voces de la paz te harán la guerra turbia del desaliento. 118