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LA PORCIUNCULA Una capilla en el campo solitaria entre amapolas ... La Porciúncula vivía viejecita y achacosa sostenida por leyendas que andaban de boca en boca. Abierta a todos los vientos estaba en el campo sola, y entraban por los resquicios polvos, lluvias y palomas. Las piedras de las paredes, negras de siglos y rotas, por gracia de fray Francisco serían piedras preciosas. Francisco se retiró a cobijarse en su sombra. Allí puso sus dos manos ---{lUe embellecen lo que tocan– para hacer un paraíso de lo que fuera una choza. 115

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