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Castos, pobres y obedientes. humildes como novicios, los corderitos de Asís cumplían muy bien su oficio: asistían a maitines, adoraban al Santísimo, y con voces temblorosas, sin sobresalto de oídos, despertaban a los frailes si se quedaban dormidos. El Serafín sonreía de las gracias de sus hijos ... A las hermanas alondras, devotas de lo infinito, las halló un día cautivas entre las manos de un niño (manos de seda que a veces suelen convertirse en grillos). Pero el infantil tirano se encontró con fray Francisco, y las alondras oyeron los saludos del amigo. Dormitando en su plumaje, ajenas al sacrificio, se despertaron de pronto entre tibiezas de nido. Dos manos suaves, llagadas, iguales a las de Cristo, apretaron blandamente dos cuerpos estremecidos. Y el corazón traspasado apresuraba su ritmo ... 110

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