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El hombre es un ser educable, posiblemente el más ma– leable de la creación. El hombre ni nace perfecto ni se hace perfecto por la determinación de un momento. La 1wrfección en el hombre, como en las cosas, requiere un progrf'so, mús o menos lento, y una cin1cia. Sin esto, inúltirnente se lmnPn– taní el hombre de sus defectos o intentará ser perfecto en el momento que le conyenga. Sin tiempo y una fuerte volun– tad sostenida nacfü, es nada, en nigún orden de cosa,. El hombre no nace, se hace, en lo biológico y en lo moral. No se engaf1en las jóYenes. viviendo a lo loco, a mPrced de los impulsos de cada momento, su vida andarú desquiciada y. más o nwnos tarde, cohrarú una fisonomía complicada y clo– lr,rn,.:L I :1 para ;,u propio bien ,lelw ;rntoHlucm·½e, con– vencida de que si no se forma espirituahnentP, si 110 IlPga a crear principios rectos :- firmes de -vida, si no alcanza u11 cierto seguro control de sus sentimientos y pasiones, serú desgraciada y fracasarú en el ohjeti-vo fundamental de su existencia. El tiempo no lo da Dios para dilapidarlo. La vida tiene problemas graves para todos: vivir como corresponde al ser mujer, es ya un problema serio; ser ma– dre consciente y responsahle,es aspiración y deber difícil, muy difícil, siempre; más que terminar una carrera con ma– trícula. Ser esposa capaz de hacer feliz a un hombre du– rante '.30 ó 50 años. convivir con un hombre sin ofender a GO
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