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muchas indelicadezas y desconsideraciones que para con ellas tienen. La joven debe conocerse para educarse, es el más noble y útil deber de su juventud, y no se podrá conocer la Joven si no reconoce que lo es. La juventud es inmadurez. Nada más peligroso para la joven que considerarse ya hecha. La juventud es atractiva y bella, pE'l·o inconsciente. Bien pensó el qn0 dijo: juvenlud, edad en la c1ue los ojos brillan sin VPr. La ley de la juventud es la obediencia. Sus virtudPs propias la humildad, la sumisión y d respeto a la autoridad y a la experiencia. La juventud sin docilidad es planta qw' se arranca de la tierra, que se pone a la sombra, que ciPga el canal de riego. La juventud en rebrldía, autosuficiente, cons– tituye en las sociedades una arnrnaza constante al orden. Dios amenazó a los judíos como supremo castigo con darles poderes jóvenes. Corno elemento de gozo la juventud puecfo considerarse ideal, pero ya hemos dicho que el gozo no PS meta razona– ble de la vida en el mundo. Quien en la vida ~ólo ve posi– bilidades de placer, estimará la juventud como perfección, en cambio, quien vea como ~upremos los valorPs del p,;píri– tu, apena-; si observará ('11 la juventud otra cu,a c¡nP inma– dure;',, irreflPxión y JJPligro. Dios no crPÓ al hmnhrP para que quedase joven, sino para qne alcanzase la madurez. Que la joven rPconozca la imperfección natural de su ser y entre gu-:tosa en los caminos que la llf'Yan a la plenitud. No quie– ra volar antes de tiempo. ::- ..., ,l,1

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