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vertirse en Reino de Dios; entonces la Redención estará com– pleta. Cuantos menos pecados, mús dilatación del fü,ir10 de Dios; cuanto más se peque. mús grande se hace el nmrnlo. Jpsucristo Yino a la tierra como conquistador del mundo, para echar del mundo el pecado. cAhora el príncipe de este mundo -Satanús, el mal---- serú despedido dPl mundo:,, elijo el SalYador momentos antes de su Pasión. El mundo dejará, pues, de ser mundo cuando adopte el Enmge1io como norma de su conducta. Los cristianos forman el ej6rcito de recon– quista rld mundo. perdido por Adún en PI Paraí,o: -011 los soldados de Cristo. El EYangelio saca al hombre del mundo y lo centra Pn Dios. Cristianizar d mundo es mela lrahajosa y ch1rn. por– que Satarníc;. ~u rey, es Ílwrte y tiene n1uchos y poderosos aliados a sus órdenes; las pasiones lrnmanas y lo,, instintos de la naturaleza, que son potencias Yiolentísimas, estú11 pnm– tos para servir al rey d0l mundo. En este sentido dijo Cristo que el cielo se conquista con violencia. Complacer a los sen– tidos, dejarlos seguir sus gustos, agradar los deseos de las pa– siones, es ensanchar el reino del demonio y combatir contra Cristo. Las armas mús eficaces del diablo en su lucha contra Dioc:, son el placer, la belleza y el dinero, eternas tentacio– nes del hombre para renegar de Cristo. Por esto J csús predi– có insistente la mortificación, la pobreza y el menosprPcio de los bienes terrenos. El mundano goza, disfruta; el cnstrnno, se mortifica. ex– pía. El mundano hambrea y busca con ardor los bienes sen– sibles y pasajeros ele la tierra; el cristiano los menosprecia y lo, usa para fines superiores. El mundano ama este mundo, 39

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