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él, alcanzan esta meta. Confiando en la nobleza del alma de la mujer he puesto esta ,LUZ EN EL CAMINO de su juven– tud. Yo la digo con Cristo: «El que me sigue no anda en tinieblas», al contrario encontrará lo que tantas veces bus– ca por caminos de oscuridad, su dicha. Un cierto sector de la juventud femenina opondrá resis– tencia sin duda a las enseñanzas de este libro, el autor se consuela pensando que no lo van a combatir con razones sino con vasiones. Hay personas que nunca se entenderán con la verdad porque la verdad y ellas van por caminos dis– tintos. Para aceptar las verdades que contiene este libro y mús aún para seguirlas, se precisa en el lector estima de la verdad sobre los egoísmos pasionales. una cierta limpieza de corazón y gracia de Dios. Estú escrito en las paredes de algunos monasterios: Per crucem ad lucem. Por el camino de la Cruz a la Luz. To– das las jóvenes buscan la luz, la luz es gozo, es vida, el caso ('S llegar a ella. No olvide la joven que la Luz estú lejos. arriba. que la del mundo es opaca y se apaga. Para encon– trar la Luz, es preciso andar en oscuridad; si se busca la luz ¿cómo se puede vivir en claridad? Mantenga la juventud fo– menina la idea cristiana de que el hombre en la tierra estú en destierro, lejos de la patria, en camino, para no apegarse, ni entusiasmarse excesivamente con las bellezas que encuen– tra a su paso. Sin esperanzas no se puede vivir en cnstrnno, la tenta– ción del gozo presente nos vencería. Vivir en sombras, con– teniendo el corazón, fija la mente en la esperanza de un bien supremo. es síntesis de un vivir cristiano. Yo tengo una

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