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estampa en mi libro ele rezo: Ps 1111 alma de rodillas con una lucerna en la mano y un letreni al pie que tlice: «Y los que estaban preparados entraron co~ El a las bodas». A lo lejos una puerta abierta inundada de luz deja paso a un grupo de almas quP. vestidas clP blanco, entran en el festín. El cristianismo es así. Esperar y esperando una ilusión su– perior a todo bien actual, menospreciarlo todo por la pose– sión futura de esa espPranza. Sin la esperanza del cielo el cristianismo no podría ser religión de hombres; el hombre reclama un cielo: o se le ha de garantizar en el futuro o se ha de matar por conquistarlo en el presente. El nnmdano es un hombre que olvida o no cree en el futuro; el cristiano verdadero es el hombre que. porque espPra. le ,on casi indi– f Prentes todas las cosas. Vincenti dabo mamna absconditurn et nomem novum; al vencedor le dan'> maná escondido y un nombre nuevo y una piedrecita blanca que llevará escrito un nombre mistP– rioso quP sólo PntPnderá Pl que la llPva (Apocalipsis). Para terminar levanto mi mano consagrada. jóvenes. )– os digo con el Sro. Padre Francisco de Asís: «El Señor os bendiga y os guarde, os muestre su rostro y os otorgue su gracia. os mire benignamente r os conceda la paz; El señor os bendiga. hermanas». Amén.

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