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non de alma~ el que tenga que estar la mujer en d templo siempre sola. La piedad es condición de matrimonio cristia– no, cuyo fin es sagrado; juntos, pues, en el templo, corno Pll las horas del amor y c1d dolor. Alguien ha llamado a la Eucaristía el Sacramento de los novios, porquP PS el Sacra– mento cld Amor; icL ptws, a vuestro centro. Una pregunta, joven: ¿en el tiempo que llevas hablando rnn tu novio te ha hecho mejor? ¿Y tú a (,p (:Puedes en– trar por la puerta ancha del sacramento con la frente le– \-antacfaJ Piensa ahora que todavía estós a tiempo: ¿Est" hombre con quien pienso casarme serú digno padre de mi; hijos? ¿Sen; con i>l mejor o peor? ¿Su compañía focilitarf1 m1 salvación o me la hará más difícil: El matrimonio ('~ un Sacramente con fiues sagrados concretos, el matri1nonio es para el bien espiritual ele los cónyuges. Pii>nsalo deteHi– damPnle, consúltalo !- cksprn;s toma una rlPcisión confiada– mente. Al quP entra Pn Pl matrimonio reflexivmnente y por la puerta, Dios ayuda, para esP estú la gracia sacramental. En el noventa por cien to (le los casos. de,de fuera sé, plH':l(' asegurar (JlH; bedas terrninar!m en dolor y pecac1o. Los días anteriores al matrimonio la j<wen ha de estar mfi, l'll guardia en la defensa de su castidad, no vaya a penlPr Pn el puerto lo que tal vPz salvó en alta mar. En esos dí.i, mayor prudencia y precaución. No cedas. aunque te hah],, Pn nombre del matrimonio próximo. Entretenlo. EnséüalP a educar su pasión. ¿Para qué robar pecando lo que Sl' ha de regalar piadosamente? La joven antes de casarse debe aprender a regir una casa. cocmar. coser y poseer una cultura general que ayudP

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